(Por Carlos Altavista.
El Día, La Plata, domingo 31 de julio de 2016)- La mayoría de las asociaciones
cooperadoras de las escuelas platenses desconoce la existencia del Fondo
Educativo. Desconoce que el Municipio local, al igual que todos los de la
provincia de Buenos Aires, desde hace años recibe por mes una importante suma de
dinero de la Nación con el fin de que invierta hasta el último centavo en los
establecimientos del distrito. Pero a partir de la iniciativa de una ONG de
promover la ejecución de esas partidas, los cooperadores comenzaron a reunirse,
corrieron la voz, y ahora, tras el receso invernal, tienen pensado ir a la
carga por los millones que deberían volcarse en los deteriorados inmuebles
escolares. Algo que, a todas luces, no sucede.
La Municipalidad de La
Plata, de acuerdo al presupuesto 2016, prevé que el ingreso anual en concepto
de Fondo Educativo sea de 118,5 millones de pesos. Esa suma, que en 12 y 51
reciben en “cuotas” mensuales, alcanzaría para destinar más de 30.000 pesos al mes
a cada uno de los edificios donde funciona un servicio educativo (por ejemplo,
solo primaria), dos (nivel inicial y primaria) o más (como el caso de los
normales, que configuran unidades académicas).
La cuenta es sencilla.
Si se divide 118.500.000 pesos por 12 meses, el resultado es 9.875.000 pesos
por mes. Y si se reparten esos fondos en forma equitativa entre los 313
inmuebles educativos con que cuenta la Ciudad, cada uno podría recibir 31.550
pesos cada treinta días. “Un dineral”, afirman los cooperadores consultados,
quienes se la pasan haciendo rifas y ferias de platos para cambiar vidrios,
arreglar puertas, tener baños en condiciones, y mil “etcéteras”.
“No sabíamos nada”,
casi exclama la presidenta de la cooperadora del Normal 1, Lidia Garrido, al
referirse a la existencia del Fondo Educativo. “Yo hablo por mi asociación de
padres. Estoy hace tres años y jamás recibimos absolutamente nada”, remarca.
En la semana previa a
las vacaciones de invierno, en la Escuela Primaria Nº 5, en 1 y 38, la
asociación civil Compromiso Educativo presentó a numerosos cooperadores su
proyecto de ordenanza para crear, con el 40% del Fondo Educativo, un fondo
especial exclusivamente destinado al “mantenimiento, protección y refacción de
edificios escolares”.
La iniciativa ingresó
al Concejo Deliberante el jueves 2 de junio, pero nadie recogió el guante. Como
tampoco lo hizo ningún edil -ni el Ejecutivo- cuando en febrero la ONG llevó al
recinto otro proyecto: destinar 30% del Fondo Educativo a “construir, ampliar y
refaccionar” jardines de infantes frente a la grave falta de vacantes en ese
nivel de la enseñanza.
Volviendo al encuentro
de cooperadores, estuvieron presentes representantes de las asociaciones de
padres de la escuela anfitriona, la Primaria 45 (68, 115 y 116), la Primaria 59
(122, 603 y 604), el Jardín 929 (2, 37 y 38) y, como se indicó, del Normal 1
(51, 14 y 15).
“Nos volveremos a
reunir tras las vacaciones y vamos a entregar una nota al Municipio y al
Concejo Deliberante para saber qué están haciendo con ese dinero. Y si es para
educación, que lo afecten de inmediato a las escuelas, que estamos muy
necesitadas. Es la cooperadora la que se encarga de comprar desde hace dos años
los elementos de limpieza, destapar cloacas, reponer vidrios, pintar aulas,
limpiar el parque”, enumeró Lidia Garrido, del Normal.
“Los miembros de las
cooperadoras describieron (en aquel encuentro) la situación de emergencia por
la que atraviesan los edificios escolares en los que colaboran, y subrayaron lo
importante que sería contar con esa partida para su mantenimiento. Pero además
se comprobó que la mayoría desconoce su existencia, de manera que convocaremos
a más colegios para informarles de sus derechos”, dijo el titular de Compromiso
Educativo, Arturo Chueco.
La Cooperadora de la
Primaria 45 del barrio El Mondongo, conocida popularmente como “la escuela de
Favaloro” por ser la que albergó en sus aulas al prestigioso profesional, es
presidida por Martín Leguiza. “Hace cuatro años que estoy en la entidad y nunca
supe que había un fondo educativo que se destinaba directamente a los
municipios”, comentó, y anticipó que la idea es “juntarse entre los
cooperadores de muchos establecimientos y presentar una nota para que comience
a ejecutarse como corresponde”.
Martín coincide con
Lidia en que esos fondos permitirían a las asociaciones de padres volver a
ocuparse de aquello para lo que nacieron, es decir, para “mejorar la educación
de los niños, las condiciones de trabajo de las maestras, y no de reparar o
emparchar el edificio”. “Podríamos comprar una guitarra para las clases de
música, fibrones nuevos para las docentes, guardapolvos y útiles para los
alumnos”, apuntó el papá. “Ampliar la biblioteca, organizar jornadas
deportivas”, acotó la mamá.
Para 2016, la Municipalidad
prevé que el ingreso anual en concepto de Fondo Educativo sea de 118,5 millones
de pesos.
Gustavo Schott fue
cooperador del Jardín 929 y hoy lo es de la Primaria 5. “Sabía que existía el
fondo porque figura en la patente del auto”, dijo, para realzar que “el Estado
somos todos, siempre se lo digo a la directora de la escuela, y como Estado
estamos fallando en la distribución de los recursos y en el control del uso que
se hace de ellos”.
Y ejemplificó:
“Nosotros estuvimos diez años esperando que nos cambien el techo, lo logramos
recién el año pasado, y resulta que ahora llueve en lugares donde antes no
filtraba agua. ¿Quién controla eso? ¿A quién le reclamamos? Tenemos que empezar
a hacernos cargo. Si destinando el 40% del Fondo Educativo a mantenimiento,
como prevé el proyecto de ordenanza que ya se presentó, los colegios más
comprometidos tendríamos entre 18 y 19 mil pesos por mes, ¿por qué tenemos que
seguir en las condiciones en que estamos?”, se preguntó.
Muchos cooperadores no
conocían el Fondo Educativo. Ahora sí. Y lo van a reclamar.
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