martes, 21 de octubre de 2014

Feedlot

El presidente del centro de estudiantes del Lenguitas intenta contestar las preguntas apuradas y rutinariamente hostiles del periodista en la puerta del colegio. Explica, en primer lugar, que la emergencia edilicia de los establecimientos públicos no es un consigna propagandística. Si no -acompaña sus palabras con el envión de manos que suelen hacer los maestros de ceremonias cuando presentan el acto principal- pasen y vean baños, techos y paredes.

Pero como el interés del hombre de prensa va por otro lado, más acorde con las palabras del ministro porteño que el noticiero reprodujo hace un rato, el muchacho agrega que, claro, los secundarios también se ven afectados por la reforma curricular que proviene de la Ley Nacional de Educación. Hay muchos colegios en los que ya se superponen los horarios, explica, y ésa es la razón por la que la coordinadora estudiantil porteña exige que se suspenda la ejecución de la reforma curricular hasta que las escuelas estén en condiciones de absorber los cambios que se necesitan para su aplicación.


Cuando lo interrogan, con malicia, acerca de si el rechazo se debe a la “ampliación” de carga horaria, aclara que “no estamos en contra de eso, no, el asunto es que necesitamos más aulas para que se aplique”. El compañero que está a su lado, menos diplomático y ya cansado de la mala leche y las ironías prejuiciosas, agrega: “¿Dónde querés que no metamos para dar clases? ¿Uno encima de otro? ¿Cómo vacas en un feedlot?”.


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