lunes, 22 de noviembre de 2010

El cráneo bajo la piel, de P.D.James

P.D. James, El cráneo bajo la piel, Buenos Aires, Emecé, 1984, traducción de Martha Aboaf, 284 páginas.

La detective Cordelia Gray sufrió la muerte de su madre en el momento mismo del nacimiento, tuvo un padre revolucionario que se la pasó entrando y saliendo de la cárcel y llevándola de un lado a otro hasta que por esas cosas del azar y los equívocos terminó su educación y crianza, gracias a una beca estatal, en un internado católico. Cambridge –su deseo- copudo ser, así qu ahora se gana la vida como investigadora privada habiendo heredado el despacho que le legó su mentor, Bernie Pryde, después de tajearse las muñecas y dejar que lo que le quedaba de vida fluyera hacia un bol.
Rcién instalada en la oficina toma la misión de proteger a una actriz de teatro clásico, Clarissa Lisle, quien viene recibiendo una serie de mensajes amenazadores desde sus últimas presentaciones. Debe, en consecuencia, trasladarse a un castillo donde un excéntrico aristócrata atesora una historia de Gran Bretaña en miniatura a través de una colección de calaveras, mensajes funerarios y otros etcéteras de igual carácter lúgubre. El excéntrico noble declara con énfasis que su intención es dejar el mundo de hoy entre paréntesis, sofocar los ruidos que en las calles de Londres provocan el Frente Nacional y los “revoltosos” trostkistas para zambullirse en ese pasado de gloria victoriana el cual, vaya paradoja, sólo puede ser evocado con los atributos de la muerte.
Hay un tipo de relato policial que podríamos llamar el “policial culto”, es decir una especie que se las arregla para, manteniendo la forma estandarizada y popular del enigma-investigador-pistas-unidad de lugar-sospechosos-resolución del misterio, ir soplando en su interior cierta vida imprevista proveniente de las formas de la cultura “alta”. Éste es el caso. La muerte y la historia de Inglaterra aparecen tematizados por las citas y referencias constantes a los grandes escritores de la época victoriana -Shakespeare, Marlowe, Webster- que se “estiran” en la tradición hasta empalmar con las generaciones de poetas posteriores: Keats, Eliot, Auden… El resultado es, por ejemplo, El cráneo bajo la piel.


Su autora, Phyllis Dorothy James, más conocida simplemente como P. D. James, nació en Oxford en 1920 y sí estudió en Cambridge. En 1962 publicó su primer libro, Cubran su rostro, y desde entonces no paró. Sus obras más conocidas pertenecen al género “detectivesco” y están protagonizadas por el inspector Adam Dalgliesh. Varias de ellas tomaron la forma de películas y especiales para la televisión, lo cual aumentó la popularidad de sus historias.
Pero El cráneo bajo la piel es un poco diferente y mejor. La traducción de Emecé se suele encontrar incluso en las ofertas por unos pocos pesos.

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