viernes, 5 de julio de 2013

¿Por qué las naciones latinoamericanas no ofrecen ya y públicamente asilo político a Edward Snowden?


Hace dos días que se escuchan las protestas y denuncias por el tratamiento que los más destacados países europeos, siguiendo una directiva explícita o tácita del gobierno de los Estados Unidos, le dieron al presidente de Bolivia. Los pronunciamientos han sido de parte tanto de los primeros mandatarios de las naciones latinoamericanas como de organismos continentales como UNASUR, etcétera.
Todos ellos, claro, por demás justos y justificados. El mal trago que le tocó vivir a Evo Morales, por otra parte, es revelador de hasta qué punto el imperialismo mundial no está dispuesto a ceder un milímetro de sus planes de espionaje y control militar planetario, cuyas dimensiones son proporcionales a la catástrofe económica que buscan conjurar.


Ahora bien, ¿y el valiente y acorralado Edward Snowden? ¿Por qué los encendidos alegatos de condena a la mentalidad colonialista del siglo veintiuno en ningún caso, ni en la voz del kirchnerismo criollo, el chavismo venezolano, el frenteamplismo uruguayo, el lulismo brasileño, el masismo boliviano, el nacionalismo militar ecuatoriano, en ningún caso pegan el salto lógico que en este caso llevaría del mero discurso a la acción y el ofrecimiento de inmediato asilo político al blanco móvil Snowden? Garantizando, además -a contrapelo del condicionamiento del gobierno ruso-, que el ex empleado de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) va a poder difundir si así lo quiere toda la información que todavía posee, por el simple hecho de que su difusión es una contribución invalorable para la democracia global. En el contexto de lo ocurrido con el avión presidencial de Bolivia, el silencio en torno a Snowden es por demás significativo.


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