martes, 14 de agosto de 2018

Para para leer en las escuelas porteñas a raíz de la muerte de Sandra y Rubén

Como siempre, es un aporte de Ademys (Asociación Docente de Enseñanza Media y Superior)al que pueden realizarle las modificaciones que les parezcan pertinentes. Tiene como objetivo dialogar con las familias y estudiantes dejando claro que lo que sucedió con nuestrxs compañerxs no fue un accidente sino que es parte de lo que puede pasar en tantísimas escuelas del país y de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires como resultado de una política de vaciamiento de la educación pública. Al mismo tiempo, reivindicamos la lucha que sostenemos las y los docentes en cada huelga, donde hace años denunciamos el estado de las escuelas y luchamos para revertir el actual estado de situación.
 
El viernes no hubo clases y fue un día muy triste para todas y todos nosotros. A lo mejor, muchas y muchos de ustedes ya escucharon algo de esto por lo que dijeron en la tele: que hubo una explosión en una escuela, que murieron dos personas, que fue un accidente. Esas cosas se dijeron.

   Nosotras y nosotros hoy queremos contarles que sí, que murieron dos personas. Que esas personas se llamaban Sandra y Rubén. Que Sandra era la vicedirectora de la escuela y Rubén, un auxiliar que estaban por preparar el desayuno antes de que las chicas y los chicos entraran. Que hoy no están más porque una explosión acabó con sus vidas.

   Pero queremos contarles que lo que les pasó no fue un accidente. Un accidente es un imprevisto, un hecho que altera la marcha normal de las cosas. Pero lo que pasó, tristemente ya era “normal”. Ya es “normal” que las escuelas tengan problemas de gas, de luz o que las paredes y los techos se puedan caer. Ya es normal también que avisemos al gobierno para que haga arreglos y no los haga, y que nos contesten que no hay plata para hacerlo o que ni siquiera nos respondan. Ya es normal que el gobierno no escuche ningún reclamo. No, no fue un imprevisto. Se podía prever. Se podría haber evitado. Lo que pasó, es que nadie escuchó lo que las maestras y maestros venían avisando.

    Hoy muchas escuelas de Moreno no abrieron sus puertas nuevamente. Porque siguen tristes y con bronca, porque siguen reclamando que arreglen sus escuelas y decidieron no abrirlas hasta que no lo hagan. Es que cuando las maestras y maestros hacemos paro, no sólo pedimos que aumenten nuestro salario, también venimos reclamando para que arreglen nuestras escuelas, porque pensamos que lo que sucede en ellas todos los días vale mucho. Creemos que la educación es importantísima para el futuro de todas las chicas y los chicos de nuestro país. Por eso nos indigna que cuando pedimos que arreglen nuestras escuelas no se nos escuche y se gaste esa plata para otras cosas: ¿qué puede ser más importante que arreglar las escuelas para que todas y todos puedan enseñar y aprender en condiciones seguras?, ¿qué puede ser más importante que la vida de las personas?

   Por eso creemos que no podemos dejar de hablar hoy sobre lo que pasó. Porque creemos que no hay que callarse la boca ante hechos como este. Porque queremos escuelas seguras, lindas y las mejores condiciones para que todos y todas ustedes puedan venir a aprender. Porque queremos a la Escuela Pública.


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