“Esperemos que aparezca un juez gamba” se dice en voz alta, como para que
los otros escuchen. Porque según los chismes que andan rondando los descuentos
por los días de paro van a ser de terror. Algunos hacen cuentas que suman mil
mangos como mínimo; los más alarmistas duplican y hasta triplican esa cifra.
Ella está en el bando de los que prefieren esperar la pantalla del cajero y el
recibo de sueldo para no hacerse mala sangre por adelantado. Es la misma estrategia
que utiliza para las facturas del gas y la electricidad, y hasta cuando -menos
frecuentemente de lo que quisiera- marcha hacia la peluquería.
¿Para qué empañar la convicción y el entusiasmo con malas nuevas que,
encima, todavía no llegaron y vaya uno a saber…?
En el pizarrón de la entrada a la escuela hay una copia del recurso
administrativo que presentó el gremio contra los descuentos por día de paro.
Informa también que en el transcurso de la semana se exigirá una medida
cautelar ante la Justicia. Así, con mayúscula.
A un costado se reproduce también la carta firmada por varios sindicatos de
la ciudad en la que se vuelve a solicitar el llamado a mesa salarial.
Con risa nerviosa y casi como quien reza una plegaria hereje para convocar
la buena fortuna, repite: “Ojalá que aparezca un juez gamba…”.
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