(Prensa
Obrera. Ciudad Autónoma de Buenos Aires, viernes 21 de abril de 2017)- Este
jueves varios efectivos de la Policía de la Ciudad se hicieron presentes en el
colegio Mariano Acosta en el mismo horario en que estaba prevista una clase
pública en el marco del conflicto docente.
La policía intervino con una actitud
amenazante e intimidatoria ante la posibilidad de que la medida de lucha fuera
acompañada de un corte de calle. Los hechos reflejan que la policía buscaba
disolver cualquier medida de lucha, ya que incluso después de que la directora
del establecimiento le aclarara a los efectivos que no estaba previsto ningún
corte y que la clase iba a hacerse puertas adentro, la policía continuó con el
hostigamiento y ordenó que "se cierren las puertas de la escuela", lo
que motivó que uno de sus efectivos ingresara armado al establecimiento, donde
estudian niños y adolescentes. Según denunciaron algunos testigos, la policía
amenazó con que si no disolvían la clase iban a ser ellos “los que armen la
revuelta”.
Este ataque se produce poco después de
que la policía irrumpiese en la Universidad Nacional de Jujuy violando la
autonomía universitaria y llevándose detenido al presidente del centro de
estudiantes. Este mismo accionar se replicó apenas días después en la
patagónica Universidad del Comahue.
El amedrentamiento policial se da una
semana después de que se levante una toma del Mariano Acosta votada en una
asamblea estudiantil, por pedido directo de la dirección Celeste de la UTE,
para que los docentes “no pierdan protagonismo”. Una orientación errónea que
debilitó objetivamente la lucha, cuando toda la comunidad educativa del Acosta
se pone de pie en defensa de la educación pública y del reclamo de los
trabajadores de la educación.
Ante esta escalada represiva es necesario
retomar el camino de lucha de los estudiantes y fortalecer la unidad
docente-estudiantil. Repudiamos la presencia policial y convocamos a redoblar
la organización contra el ajuste y la represión.
Por un salario igual a la canasta
familiar.
Abajo el vaciamiento de la educación
pública.
Por la organización independiente de la
juventud.
(Por Adriana Meyer. Página 12, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, sábado 22 de abril de
2017)- “Les pedí a los estudiantes que nadie pisara la vereda y los chicos
entendieron, pero tener que pensar que estamos en riesgo porque está la policía
amedrentando la verdad es muy duro para una comunidad educativa de más de 150
años, que tiene detenidos desaparecidos y hoy seguimos en pie”. Casi sin voz,
la directora del Colegio Mariano Acosta, Raquel Papalardo, sintetizó cómo
vivieron la aparición de uniformados el jueves antes de la realización de una
clase pública sobre el conflicto derivado de la negativa del gobierno a abrir
la paritaria nacional docente. Papalardo destacó que el episodio de policías de
la Ciudad que entraron a ese establecimiento educativo aduciendo un pedido de
los vecinos generó “miedo y preocupación” en los estudiantes y sus familias, y
expresó que “ésta es una escuela muy comprometida con sus alumnos que
desarrollan un sentido crítico, y son cualidades que queremos preservar para
que salgan así a la vida”. En tanto, el maestro de cuarto grado Matías
Zalduendo recordó que parte del equipo docente del Acosta fue apaleado en la
represión de hace diez días, cuando intentaron montar por primera vez la
escuela itinerante de Ctera frente al Congreso. Y manifestó que toda la
comunidad del tradicional colegio de Balvanera está movilizada con la consigna
que parafrasea la canción que León Gieco dedicó a Pocho Lepratti, asesinado en
la represión de diciembre de 2001: “Bajen las armas, acá sólo hay pibes
estudiando y aprendiendo”. Esta intimidación no habría sido un hecho aislado,
según Zalduendo, quien es además secretario de Derechos Humanos de UTE, sucede
en forma frecuente en las escuelas de zona sur pero “no trasciende”.
El gobierno porteño envió el jueves una
consigna policial a una clase pública organizada por el Centro de Estudiantes,
que contaba con la autorización de las autoridades escolares. Los policías
dijeron que fueron enviados por “Operaciones”. La actividad iba a realizarse en
el jardín de la escuela en el horario de entreturno, cuando coinciden los
alumnos del turno mañana y turno tarde. “Alrededor de las 10 de la mañana se
presentaron cuatro policías en moto. Me acerqué para preguntarles qué pasaba y
me respondieron que los enviaron porque en la escuela se iba a hacer una marcha.
Les respondí que no era así, que los chicos iban a hacer una clase dentro de la
escuela y me volvieron a decir que si los estudiantes llegaban a salir a la
calle, ellos tenían la obligación de cortarla”, explicó Papalardo. La clase se
realizó dentro de los términos planteados y a las 13.15 los alumnos del turno
tarde ingresaron a las aulas y los del turno mañana se retiraron. Sin embargo,
una hora más tarde llegó hasta la escuela un quinto policía, esta vez enviado
por la Comisaria 7º. “Ingresó a la escuela con su arma reglamentaria, y dijo
que venía porque le avisaron que había una marcha. Volví a responder que no
había ninguna marcha”, repitió la directora.
Luego de dos intensas jornadas, Papalardo
dijo que ninguna autoridad dio explicación alguna sobre el episodio, en tanto
los padres y madres de la escuela hicieron una presentación en la Defensoría
Tutelar del Menor, que a su vez envió un oficio judicial al jefe de la Policía
de la Ciudad quien debería dar una respuesta “el lunes antes de las 12”.
A pesar de la presencia policial, el
clima en el Acosta fue de tranquilidad y no interfirió en la clase pública,
donde los maestros y las maestras, así como los estudiantes, hablaron de los
contenidos históricos de la ley de Financiamiento Educativo, de la escuela del
siglo IX hasta la actualidad, “donde en el mercado la educación es un gran
negocio”, explicó la directora. “Un chico de media vio al oficial armado y le
sacó una foto, pero no hubo otro contacto, y en la clase pública los alumnos
tomaban nota como si estuvieran en el aula”, agregó.
“Íbamos a compartir la clase sin cortar
la calle, en el hall y encontramos un oficial. Somos los mismos que fuimos
reprimidos hace diez días con gas pimienta, esto sucede en el mismo contexto
que el ingreso policial a la Universidad en Jujuy, no es donde tienen que
estar, como docentes tenemos derecho a hacer actividades para expresar
libremente nuestros reclamos”, dijo a este diario el maestro Zaldueno. “El
Acosta tiene una historia de lucha, acá hay gente que ayunó en la carpa blanca
y ahora está en la escuela itinerante, pero esto debe esclarecerse y exigimos
que la ministra Soledad Acuña venga a escucharnos”, agregó.
Por su parte, el presidente del Centro de
Estudiantes, Agustín Prieto, describió que cuando salía de la sala de
profesores encontró al policía y le dijo que no podía estar armado adentro de
un colegio. “Acá hay menores, bajo ningún motivo puede estar acá, retírese”,
exigió Prieto. “Sentimos una enorme indignación, esto excede a los gremios es
una cuestión de dignidad grupal y no podemos dejar que avance”, agregó.
La agrupación No Vamo a Calmarno del Acosta repudió el hecho “ya que bajo ningún motivo un policía puede entrar armado y sin autorización a una escuela, es un claro ejemplo de que la respuesta que nos da el gobierno a los reclamos de los docentes y estudiantes es persecución y represión”.
La agrupación No Vamo a Calmarno del Acosta repudió el hecho “ya que bajo ningún motivo un policía puede entrar armado y sin autorización a una escuela, es un claro ejemplo de que la respuesta que nos da el gobierno a los reclamos de los docentes y estudiantes es persecución y represión”.
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