viernes, 23 de enero de 2015

25 y 40

Son dos números, el 25 y el 40. El primero es el que agrupa la acumulación inflacionaria del año de acuerdo con el gobierno; el segundo, a trazo grueso, el de las mediciones de las provincias y encuestadores privados, además de las mediciones paralelas de algunos sindicatos. No se trata de una cuestión deportiva, por cierto, a ver quién gana, aunque sea sobre la hora y codazo de por medio. No.

Por eso las cámaras empresariales que vienen enfrentando cada vez más fuertemente al gobierno, y hasta se han presentado ante la justicia para impugnar la constitucionalidad de la ley de abastecimiento, sin embargo y a contrapelo, han apuntalado la idea de que la inflación es bastante menor al cuarenta, se acerca más a lo calculado por los hombres de Axel Kiciloff (quien dicho sea de paso nada dice acerca de que el presupuesto 2014 por él mismo “calculado” vaticinó una inflación del 9 por ciento). 

Las declaraciones en el mismo sentido de los mandamases de la Confederación General del Trabajo y la Central de los Trabajadores Argentinos oficialistas son particularmente miserables. ¿Por qué?

Porque en definitiva lo que se esconde detrás de la guerra de cifras son los niveles de aumento salarial que los trabajadores argentinos van a pelear y cosechar en este 2015.

Las estimaciones de varios sindicatos docentes es que en los doce meses que cierran los sueldos habrán retrocedido entre un siete y un diez por ciento. ¿Será otro diez la cifra que busca el gobierno para el 2015 en un cuadro de recesión, retroceso del consumo, ajustes varios y creciente desocupación?

Detrás de dos números, 25 y 40, se abre una pelea decisiva, que por ahora el cadáver de un fiscal ha corrido del centro del escenario.


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