jueves, 25 de diciembre de 2014

Los estudiantes de Neuquén contra la privatización universitaria

(Por Ayelén Penchulef, estudiante de la Licenciatura en Sociología de la Universidad Nacional del Comahue y militante estudiantil. ANRed, Neuquén, jueves 4 de diciembre de 2014)- El jueves 4 de diciembre estudiantes, docentes y graduados de la universidad se movilizaron hasta el edificio del Consejo Superior. El motivo de su presencia fue manifestarse en contra de las acreditaciones, o para ajustarnos mejor, al despacho de comisión que había recomendado suspender el Artículo 3 de la histórica Ordenanza 738 del año 2004. Ordenanza que suspende los procesos de acreditación de las carreras a CONEAU hasta la derogación de la Ley de Educación Superior y que es fruto de un rico proceso que sintetiza el espíritu de las luchas de la clase trabajadora, los piqueteros, y movimientos cristalizados en las intensas jornadas de lucha de 2001 con el anti-neoliberalismo de los noventa.
La ordenanza 738/04 significó una victoria sobre la LES (Ley de Educación Superior) y la CONEAU abriendo un fructífero proceso de organización estudiantil. Aunque también hería al bloque del Movimiento Popular Neuquino (MPN) que hegemonizaba la universidad y que mostró sobradamente su inexperiencia para contener el conflicto en 2004 con el debate sobre acreditaciones, en 2005 cuándo los estudiantes lograron quitar el examen de ingreso en medicina, y en 2006 cuándo su autoritarismo y torpeza política lo llevaron a imponer un rector por medio de una Asamblea Universitaria ilegítima y antiestatutaria.


Las torpezas del MPN en la universidad y la dinámica de las luchas estudiantiles fueron cambiando las relaciones de fuerzas de la clase dominante y prefiguraron la emergencia de un nuevo bloque, una nueva hegemonía en la universidad, que se cristaliza en estas elecciones de 2014 en las que el bloque herido de muerte da lugar a un nuevo bloque dominante: el kirchnerista y, por supuesto, a su proyecto de universidad.

Con este nuevo bloque los estudiantes deberán obligadamente hacer un concienzudo repaso por su derrotero en estos diez años.

En principio, el conflicto de 2004 no frenó del todo las acreditaciones porque las carreras universitarias fueron acreditadas por la vía del fallo de la justicia federal. La LES y la CONEAU, aunque no con esos nombres, pero si sus lógicas, fueron penetrando a través de mecanismos diversos e ingeniosos, por ejemplo los convenios de prestación de servicio a empresas, los sistemas de incentivos y categorización docente, mercantilización de la enseñanza en los ciclos de postgrado, programas de financiamiento (PROMED, PROSOC, PROMAGRO, etc.). Todos ellos propuestos por el Ministerio de Educación sin discusión en el seno de los órganos político-académicos de nuestra casa. Por lo que la creencia de que un mecanismo administrativo y burocrático del mismo Estado es capaz de detener la mercantilización de la educación es falaz y en todo caso, la historia ha demostrado como lección que no ha sido suficiente.

La llegada del kirchnerismo al rectorado es solo un punto en el cuál se expresan las intenciones del bloque dominante en el Estado de cristalizar un proyecto de universidad en función de su propia construcción hegemónica.

Para el caso que nos ocupa, si con la LES el menemismo sentó las bases para la reforma universitaria que tendió a mercantilizar el derecho a la educación, cercenar la autonomía universitaria y a instituir un Estado evaluador y una Universidad gestora de conocimientos técnicos para impulsar procesos de crecimiento económico, el kirchnerismo ha tomado la posta ocultándose detrás de la máscara del desarrollo nacional. Ponemos una luz roja en ello porque significa que ya no tenemos enfrente el amorfo enemigo inexperto y tosco del MPN, sino la refinada mascarada kirchnerista del consenso.
Muestra de ello es que además de refrendar la ordenanza ayer el Consejo superior, se comprometió a la creación de una comisión organizadora de jornadas de debate sobre las acreditaciones. Y se suspendió hasta el mes de septiembre el tratamiento de cualquier tema vinculado. La experiencia de las “jornadas de debate” se repite en el caso paradigmático de la acreditación de Psicología, consensuada por los propios estudiantes y votada incluso por organizaciones que se han opuesto en innumerables oportunidades a la acreditación.

Si en el 2004, habiéndose levantado la medida y promovido la ordenanza que rechazaba los procesos de acreditación el conflicto se licúa, se obtura la discusión sobre la autonomía universitaria, y los procesos de acreditación avanzan a través de fallos de la justicia federal, la reapertura del conflicto a pocos días de cumplirse los diez años de la toma, nos posiciona nuevamente para iniciar un viejo debate, polvoriento y olvidado, el de la Autonomía, que en este caso deberá significar si cómo sector crítico estamos dispuestos a oponerle al modelo kirchnerista de universidad un proyecto propio, que no solo incluya la reivindicación de la Autonomía, sino su ejercicio.

La organización del movimiento estudiantil, en el proceso de 2006, luego de tres meses de toma ha dejado en evidencia la operatoria del sector dominante en la universidad que ha tendido, (y en cierta medida lo ha logrado) a fragmentar, cortocircuitar y contener a las organizaciones estudiantiles, creando organizaciones paralelas y funcionales a su política, (más que esclarecedor el avance del kirchnerismo en los centros de estudiantes), la negociación y acuerdos con los centros de estudiantes y la Federación por fuera de los órganos de co-gobierno, el uso y abuso de los medios de prensa y la difamación intensa y permanente a los opositores, así mismo como la persecución política dentro y fuera del ámbito universitario.

Ahora bien, por lo planteado hasta ahora, el 2004 ¿no ha sido una victoria del sector estudiantil? ¿Se ha derrotado por completo aquel movimiento?

Pese a los muchos argumentos que podemos esgrimir, la del 2004 fue una victoria del movimiento estudiantil, una victoria que inició la lenta agonía del MPN cómo bloque hegemónico en la UNCo. Tal derrota fue condición de posibilidad para la conformación de un nuevo sector, burgués políticamente dominante que disputó al MPN el espacio de poder en la universidad. Al mismo tiempo, el movimiento estudiantil sellaba su trágico destino de fragmentación: el bloque dominante que lo derrotó cuando le quitó la discusión de la Autonomía Universitaría, es el mismo bloque que ahora abre con ornamentos institucionales la discusión de las acreditaciones.

El kirchnerismo llega para institucionalizar las luchas y las discusiones, en este vaivén y en este conflictivo fin de año, el movimiento estudiantil deberá recuperar su historia y a fuego forjar sus nuevas armas que le permitan salirse de la “fé en las normas” y la “oposición indiscutible y sin alternativas”, que si bien son principios de resistencia como vimos ayer, no serán suficientes frente a este nuevo enemigo.


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