viernes, 3 de diciembre de 2010

La nodriza, Pirandello/Bellocchio

La nodriza (La balia) es un relato del italiano Luigi Pirandello. Siguiendo una fórmula narrativa bien tradicional la narración, sobre el fondo de esa historia mayor, cuenta otra, menor, particular. Entre la una y la otra hay obvias relaciones, pero también distancias, tensiones, no una fácil articulación o sometimiento. El marco es el de la Italia de comienzos del siglo veinte, convulsionada pos las migraciones internas, la transformación, económica y cultura, las tensiones sociales, la extensión de las ideas socialistas.
En la ciudad de Roma el médico Mori goza de gran prestigio y buena posición económica; tiene a su cargo un hospital para “enfermas mentales”, aunque a sus camas van a parar no sólo las mujeres que padecen algún mal psicológico sino también las rebeldes políticas que buscan escapar de la persecución del gobierno. La mujer de Mori da a luz, pero desde el momento mismo en que nace la madre siente un anormal rechazo por su hijo y se sumerge en el silencio y la depresión. Su marido contrata a una joven del interior del país que debe dejar a su propio hijo e, impulsada por la necesidad, instalarse en la casa de los Mori para amamantar y criar al recién nacido. El esposo de la nodriza es sólo una sombra, un preso político que cada tanto envía una carta para informar de su suerte. El cruce social, los diferentes modos de ver el mundo y la vida, las expectativas de hombres y de mujeres, de ricos y de pobres, los fulgores de la ciudad y el campo, toda esa materia es amasada con maestría y simplicidad por Pirandello.


En 1999 el director Marco Bellocchio tomo el texto original y lo convirtió en una película producida por la RAI. El resultado es bárbaro; en primer lugar por las grandes actuaciones de Fabrizio Bentivoglio (el profesor Mori), Maya Sansa (Annetta, la nodriza) y, sobre todo, Valeria Bruni Tedeschi (Vittoria, su esposa). Sin exagerar con la “reconstrucción histórica” o “de época”, como se suele decir (y pedir), Bellocchio logra capturar la atmósfera descripta por Pirandello y llevarla a la pantalla con todos sus matices.
Hay momentos particularmente logrados, como la escena en la que Mori intenta enseñarle a escribir a Anetta o la represión que se desata en las calles que se van perdiendo en el fárrago del humo de los disparos y las banderas rojas.
Cada tanto dan el filme por algunos de los canales del cable.

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