El voto a LLA y sus socios, no es, sin embargo, un cheque en blanco. Fue disparado por el chantaje que Trump y el Tesoro norteamericano que amenazaron con arrojar a Argentina al abismo de la devaluación y el caos económico si no ganaba Milei y el rol del PJ que le dio gobernabilidad y fracasó como alternativa electoral para “frenarlo”. Este escenario político favorable para que el gobierno recupere la iniciativa, no implica que se hayan resuelto los problemas políticos y económicosdel país que no tiene reservas y es víctima de una avalancha importadora y una fuerte recesión industrial. La mayoría de los argentinos no llega a fin de mes, siguen los despidos, y no se despejó la amenaza de más devaluación, cuando ya estamos sufriendo los aumentos de precios. Tampoco la corrupción y la narcopolítica dejaron de estar en el poder.
Y no podemos soslayar en este cuadro político la responsabilidad de los gobernadores que aplican el ajuste de la motosierra y la licuadora en todas las provincias del país, sin excepción, lo cual incluye no sólo a la oposición mal llamada dialoguista, sino también al peronismo. Y prueba está que los gobernadores Jaldo de Tucumán y Jalil de Catamarca, ya mismo llaman a apoyar la reforma laboral.
Las organizaciones de los trabajadores tenemos que poner especialmente el foco en la política de la burocracia sindical que ha sido cómplice del avance de la ofensiva de Milei contra los trabajadores, renunciando a toda lucha contra la Ley Bases, firmando paritarias a la baja y en los últimos meses, directamente sentándose a negociar la reforma laboral con Gerardo Martínez. No es casual que la flexibilidad laboral haya avanzado en los últimos años, eso ha ocurrido con la colaboración de las cúpulas sindicales.
La CGT hizo su Confederal del 5 de noviembre en Obras Sanitarias otra vez de espaladas a las y los trabajadores. Eligió una conducción de crisis y continuista, que ni siquiera discutió el tema de la reforma laboral, al contrario, dieron todas las señales de que se disponen a negociarla siempre que se respeten sus cajas y prebendas. Los que se presentaban como díscolos en la previa se mandaron a guardar y, como vemos en cada lucha y en cada conflicto, las CTAs no pasan de los discursos. No juegan ningún papel en la organización para la lucha y, al contrario, terminan siendo parte de la integración a la gobernabilidad de Milei hasta el 2027 y de la interna del peronismo.
La reforma laboral que quiere el gobierno amplía la jornada laboral, flexibiliza convenios y reduce costos para las empresas. Incorpora la idea del “salario dinámico” o sea por productividad, lo que significa superexplotación y competencia entre trabajadores. Desregula los convenios colectivos, permitiendo a las empresas modificar tareas, horarios y modalidades de trabajo según su conveniencia. También se crean bancos de horas eliminando las horas extras, se atacan las indemnizaciones que podrán ser en cuotas, las vacaciones fragmentadas y en cualquier momento del año al arbitrio patronal y se habilitan nuevos mecanismos de control patronal sobre las licencias por enfermedad. Se ponen en peligro estatutos y regímenes especiales que implican derechos adquiridos como en docentes, prensa, judiciales, salud, etc. También se habilitan los beneficios sociales no remunerativos, incluyendo desde almuerzos y útiles escolares hasta servicios de telefonía e internet, pero sin integrarlos al salario. Será más pobreza y precarización.
La reforma laboral no genera ninguna posibilidad de trabajo genuino, sino que profundiza la destrucción del empleo. El abaratamiento de los despidos y la extensión de la jornada laboral permitirán a las patronales contratar menos trabajadores y aumentar la explotación sobre quienes conserven sus puestos. En un contexto en el que crece la desocupación, no hay changas, pretende eliminar los programas sociales y congelar la Asignación Universal por Hijo. A la par de estos ataques, continúa la persecución al movimiento piquetero que lucha contra el hambre y por trabajo. De esta manera, lo único que avanza en las barriadas obreras bajo este gobierno de ultraderecha es el narcotráfico, que se expande al calor de la descomposición social y de la ausencia de políticas que den respuesta a las necesidades más elementales del pueblo trabajador.
Es una reforma esclavista. Tenemos que organizarnos para derrotarla mediante una gran campaña nacional contra la reforma laboral. Hay que organizar la fuerza de los millones que quieren enfrentar la motosierra recargada. Desde el Plenario Nacional del sindicalismo combativo, el movimiento piquetero, lxs jubiladxs y las luchas planteamos impulsar en todos los sectores donde actuamos, la coordinación amplia y la organización desde abajo para derrotar todo lo que viene. Llamamos a organizar la más amplia convocatoria a las organizaciones obreras, populares y de lucha, al movimiento de mujeres y diversidades, a las organizaciones políticas y de DDHH a unir fuerzas contra el presupuesto de ajuste, la reforma laboral y todo el paquete contra los trabajadores que preparan en el Parlamento. Tendremos que dar una fuerte batalla en las calles y en los lugares de trabajo. Llamamos a impulsar asambleas y cuerpos de delegados para lograr la mayor unidad y organizar la pelea. Reclamamos que la CGT rompa el pacto con el gobierno. Necesitamos un paro activo y plan de lucha nacional de la CGT y las CTAs para derrotar la reforma laboral esclavista y el plan motosierra de Milei, Trump y el FMI
Mesa de coordinación del plenario del sindicalismo combativo, los movimientos piqueteros y jubilados en lucha

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