viernes, 5 de febrero de 2016

Los "chicos de Hares": condenados a quince años de prisión en Israel, son la bandera de libertad palestina

(Por Suhail Hani Daher Akel, primer embajador del Estado de Palestina en Argentina. www.jerusalem-palestina.blogspot.com, miércoles 3 de febrero de 2016)- El apartheid israelí contra el pueblo palestino desde 1948 supera todas las historias de violaciones a los derechos humanos que se pueda imaginar. En un maquiavélico proceso judicial el pasado jueves 28 de enero la justicia herodiana sionista, después de haber permanecido encarcelados por casi 3 años, condenó a 15 años de prisión, agravado con el inmoral chantaje de hacer pagar a cada uno de ellos una multa de $7,750 dólares para evitar 25 años de condena a los niños palestinos Mohammed Suleiman, Ammar Souf, Tamer Souf, Ali Shamlawi y Mohammed Kleib, con edades que oscilan entre los 16 y 17 años cautivos en la inhumana cárcel de Megiddo desde marzo de 2013 cuando tenían 13 y 14 años. Cuyos familiares, además, como parte de la coacción, se vieron obligados abonar $136 dólares mensuales para mantener las necesidades básicas de los chicos dentro de la prisión sionista.

Conocidos como ‘los niños de Hares’ fueron acusados sin sustento jurídico de 20 cargos, entre ellos, el de asesinato por un tribunal militar israelí, que no debería intervenir por no tener jurisdicción legal dentro de los territorios palestinos ocupados en 1967, ni es compatible con una normal justicia civil. Los niños quienes adoptaron ese nombre popular por la iniquidad sufrida debido a que fueron secuestrados de sus hogares luego que algunos jovenes palestinos en la localidad de Hares, distrito de Salfit al norte de la Ribera Occidental, apedrearon en la ruta israelí 5, construida sobre tierras palestinas robadas, el auto de un ilegal colono judío que los intentó atropellar y en su mala maniobra se estrelló contra un camión detenido al costado de la carretera muriendo luego de algunos meses su hija Adelle Biton de 2 años. Aunque, investigaciones aseveran que la niña murió por una neumonía y no por el accidente.

Por esa muerte, sumado el choque y una serie de cargos improbables por el tribunal militar, los niños fueron vilmente acusados de ‘terrorismo y asesinato’. Sin testigos presenciales del incidente ni permitirles una adecuada asistencia de sus abogados, los 5 chicos palestinos insistieron en su inocencia y denunciaron que “las acusaciones israelíes se basan en confesiones obtenidas mediante torturas sufridas y las firmas de declaraciones escritas en hebreo (ajeno a su idioma árabe) de auto-confesarse responsables sin saber que estaban firmando”.

Uno de los chicos detenidos, Ali Shamlawi de 16 años, en su indagatoria ante el juez, sin que este diera lugar, le dijo que “había sido golpeado, estrangulado y obligado a firmar una confesión en hebreo con una mano esposado a la silla”. Mientras, su madre acusó a la administración carcelaria israelí “de mantener a su hijo y al resto de los chicos en confinamientos solitarios durante periodos de 2 semanas, quitarles el sueño con tormentos y presionarlos sicológicamente para confesar el hecho bajo las amenazas de dañar a sus padres y hermanos”. En otro testimonio, Feryal, madre de Muhammed Suleiman de 15, perturbada había expresado oportunamente que “seis soldados israelíes entraron a nuestra casa en la noche y comenzaron a golpear a Muhammed en el pecho, mientras él me pedía ayuda diciendo que no podía respirar. Luego lo tiraron al suelo y contra la pared, lo golpearon y le quebraron algunos dedos de su mano antes de llevárselo”.

Los ‘chicos de Hares’ son parte de los casi 6800 presos palestinos actualmente hacinados en las cárceles y los campos de detención secuestrados de su tierra por la fuerza militar ocupante y sometidos a un sistema jurídico racista con una gran diferencia de preferencia entre delincuente comunes israelíes y palestinos que luchan por su libertad. Cada año, las cortes militares condenan alrededor de 600 niños palestinos, en la mayoría de los casos por tirar piedras contra los soldados de la ocupación, recrudecido en este periodo de la ‘Intifada por Jerusalén y Al-Aqsa’.

Con la arrogancia del reino del terror, Israel, es el único que posee leyes arbitrarias y xenófobas para juzgar a los niños en tribunales militares y someterlos sistemáticamente a las torturas, violaciones sexuales, privación del sueño, amenazas tortuosas contra ellos o miembros de sus familias e interrogatorios densos obligándolos a confesar en su contra y firmar confesiones en idioma hebreo sin que signifique una reacción adecuada y la condena efectiva internacional, a pesar de violar la ‘Convención sobre los Derechos del Niño’ de noviembre de 1989 y la ‘Declaración Universal de Derechos Humanos’ de 1948.

Los ‘niños de Hares’ son el símbolo de libertad y la bandera de dignidad palestina. La justicia israelí al igual que sus crímenes de lesa humanidad es una afrenta a la verdadera Justicia.


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