Hablando franca y
directamente lo que más lo pudre últimamente es la carrera que se ha desatado
entre los políticos del oficialismo y de la oposición para ver quién llega
antes a pie descalzo hasta el Vaticano para demostrar mayor devoción al Papa
Francisco y su noble causa. Como carecen de esa información y jamás la
obtendrán de manera tan cruda y directa, sus alumnos se mostraron sorprendidos.
Sucede que están acostumbrados a introducciones y protocolos que buscan siempre
poner en foco el tema a tratar, y esta vez el envión impidió que hubiera
prólogo alguno.
Debe haber sido la
sobredosis del noticiero televisivo de esta semana lo que lo puso del peor
humor. Los supuestos análisis que siempre terminan con precisiones acerca de la
naturaleza humana, una simplificada escala biológica en la cual a los pibes que
se movilizan siempre les cabe la calificación de “violentos”. Así que entró en
la clase y sin que mediara palabra o explicación se lanzó a hablar. Finalmente
se espera de él, al menos así lo dice el sistema y la institución, que forme en
términos de la convivencia ciudadana a los alumnos que el azar puso en su aula,
¿no?
De modo que casi poseído se detuvo a analizar los adjetivos que amontonaba
en el pizarrón. Muchas palabras que de a poco se iban resumiendo en pocas,
empujadas por los flechazos que comenzaron a unir unas con otras hasta ilustrar
con claridad los lugares comunes con que los periodistas de los medios
comerciales maltratan a los estudiantes secundarios y universitarios que ocupan
los lugares donde a diario cursan, y a muchos otros jóvenes que cortan calles y
marchan para protestar, en definitiva, por vivir como viven.
Un cruzado, finalmente, armado de tiza en mano como lanza y pasión explicativa para enfrentar enemigos. Un cruzado laico.
Un cruzado, finalmente, armado de tiza en mano como lanza y pasión explicativa para enfrentar enemigos. Un cruzado laico.
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