miércoles, 30 de enero de 2013

La chispa de la vida, de Alex de la Iglesia

No habíamos visto la última película que dirigió Alex de la Iglesia, La chispa de la vida, sobre un guión que firma Randy Feldman. La encontramos medio de casualidad en Youtube (pueden buscar allí, la calidad es aceptable) y nos dispusimos a verla.
En breve síntesis digamos que vimos al parado español que besa a su mujer y va en busca de un trabajo que no conseguirá, ni siquiera de sus amigos; para consolarse de tanta amargura visita el hotel donde pasó su luna de miel, pero en el lugar hay un museo a medio inaugurar, ingresa, resbala, se cae sobre unos cimientos en construcción y un hierro se le mete en la cabeza… Y ahí se nos cortó la luz. Iban unos veinte minutos de un total de aproximadamente noventa y cinco. 

Puteada, cena a la luz de las velas, paciencia. La perseverancia rindió sus frutos al día siguiente cuando pudimos terminar de ver el filme. Y he aquí la paradoja que queríamos contar: lo más grato fue esa porción inicial, el resto es muy lugar común y desfile de personajes y situaciones esperables. No veíamos la hora de que terminara; concluimos obligadamente que a veces el destino es sabio.
En fin, la anécdota se convirtió en crítica. Si no conocen mucho del cineasta español búsquense la primera y victoriosa Acción mutante.


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