miércoles, 22 de julio de 2020

“Tenemos que fortalecer nuestra organización y desplegar un movimiento por el conjunto de nuestros derechos, del de nuestros estudiantes y de la universidad pública”


El viernes pasado se llevó a cabo el apagón virtual en las universidades nacionales por el reclamo de apertura de paritaria y el aumento presupuestario, el rechazo al fraccionamiento del aguinaldo, la defensa del pliego de derechos docentes resuelto por la Conadu Histórica en el cuadro de excepcionalidad que atravesamos y, en el caso de la UBA (Universidad de Buenos Aires), por la conformación de un Comité de Crisis Paritario.

La AGD (Asociación Gremial Docente de la Universidad de Buenos Aires) en los días previos una gran campaña para visibilizar el paro con la participación en la Caravana junto con el sindicato Ademys y, sobre todo, con la difusión de flyers, videos, carta abierta a estudiantes y docentes que fueron replicadas por centenares de docentes en sus redes sociales y en sus comisiones junto a sus estudiantes. Con todas las limitaciones, en el cuadro actual, la medida tuvo repercusión en radios de todo el país, portales y medios comunitarios que recogieron el pliego de la demanda.

Lo mismo sucedió a nivel nacional destacándose los apagones virtuales, además del convocado por AGD UBA, los convocados por las asociaciones de base de las universidades nacionales de Luján, Tucumán, Cuyo, en la Tecnológica Nacional, en San Luis y en la del Nordeste. En la Universidad Nacional de Rosario, la asamblea de la COAD decidió sumarse con 2 horas de apagón a la medida de nuestra federación, a pesar de pertenecer a la otra Conadu.

Los apagones fueron acompañados por distintas iniciativas que se implementaron en defensa de nuestros reclamos en todas las asociaciones de Conadu Histórica.

Como se señaló en la Asamblea de AGD donde se votó la medida, llegamos al apagón virtual frente a una brutal ofensiva contra nuestras condiciones salariales, de trabajo y hasta personales. Se trató de una primera medida que salió a recoger el rechazo generalizado de la docencia pre y universitaria a la virtualización forzada que impone la mayoría de las gestiones universitarias, que desconoce el recargo que demanda la tarea, la falta de equipamiento y conectividad, el completo trastorno de la vida familiar y las tareas de cuidado en el cuadro de la cuarentena.

Las y los docentes pre y universitarios tenemos que preparar el terreno para una gran movilización colectiva por nuestros derechos, hoy conculcados. Contamos con un pliego salarial y de condiciones de trabajo, que es el piso para garantizar nuestras tareas de enseñanza e investigación. Y esta primera acción de lucha se inscribe en ese camino.

A cinco años de la aprobación del Convenio Colectivo de Trabajo, que el Rectorado de la UBA se empeña en desconocer, tenemos que fortalecer nuestra organización y desplegar un movimiento por el conjunto de nuestros derechos, del de nuestros estudiantes y de la universidad pública.



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