En relación a la polémica
generada en torno al operativo de evaluación Aprender 2016 la especialista Luciana
Vázquez escribió un interesante artículo de opinión en el diario La Nación,
llamado “Una resistencia política”. Vale la pena subrayar algunos de sus
argumentos.
Sostiene, por ejemplo,
que el Aprender 2016 “es en realidad una
continuidad del Operativo Nacional de Evaluación (ONE) de los 90 y que siguió
adelante durante todo el kirchnerismo”.
Los gremialistas que
resisten las pruebas Aprender -escribe- lo hacen con igual fundamento al del ex
ministro de Educación Alberto Sileoni, quien subrayó la "diferencia"
entre estas pruebas y las suyas, y cuestionó el carácter
"estandarizado" de las actuales; cuando en realidad “bajo la
administración kirchnerista se hicieron tres ONE con pruebas estándar e
idénticas para todo el territorio y todos los niveles sociales”.
Insiste acerca de que la continuidad entre las ONE kirchneristas y
las Aprender macristas “se da en más de un sentido, que desmiente también a los
combatientes de las pruebas actuales. Si las Aprender son ‘pro mercado’,
también debieron serlo las ONE: muchas preguntas de las ONE 2010 y 2013 se
mantienen en las Aprender para asegurar la comparabilidad entre unas y otras”.
Las diferencias, según
la periodista, estarían justificadas y hasta serían una consecuencia de los
errores heredados dado que “la desaparición de las preguntas abiertas y la
hegemonía total de las de opción múltiple” más que “desinterés por el proceso
de aprendizaje y visión resultadista de la educación por parte del macrismo”,
se deben a que “en un contexto de falta de cultura evaluativa, el alumnado
abandonaba las ONE antes de terminarlas, sobre todo en las preguntas abiertas.
La prueba perdía así potencia estadística”.
No necesita hacer
explícita Vázquez su opinión favorable hacia el operativo comandado por el ministro
de Educación, Esteban Bulrich, y en general hacia los dispositivos de
evaluación desde una estimación -digámosle así- técnica.
Pero el punto es que sus
argumentos alimentan la conclusión exactamente opuesta, y son los que han inspirado
el rechazo de padres, estudiantes y docentes.
El gobierno de Mauricio
Macri propone en el ámbito educativo una continuidad de la política oficial ya
existente, la de los gobiernos de Cristina Fernández de Kirchner y sus ruinosas consecuencias. Que los
funcionarios del gobierno anterior impugnen ahora a los del gobierno actual es
una pura demagogia, hipocresía berreta, puesto que ellos hicieron lo mismo.
El problema de los
cálculos intelectuales que realiza Vázquez es que no pueden o no quieren
apartarse de esta nueva versión de la teoría de los dos demonios enfrentados -Macri/Kirchner-.
Tanto no lo puede hacer que es incapaz de comprender que la protesta y el
reclamo real de la comunidad educativa y los activistas docentes debe
entenderse por fuera de esa dicotomía (los “combatientes de las prueba actuales”,
según los denomina, no pueden confundirse con los dirigentes de la CTERA que ni
siquiera trataron en su congreso la posibilidad de lanzar una huelga nacional
para el martes 18 de octubre, día de la realización de las pruebas, como sí lo
hicieron seccionales y sindicatos provinciales verdaderamente “combativos”) Si
no, el cerebro está frito.
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