jueves, 18 de febrero de 2021

La cancelación de las deudas estudiantiles y la clase trabajadora en los Estados Unidos

Existe un importante debate entre los demócratas respecto a si cancelar todas las deudas estudiantiles beneficiaría a demasiados titulados acomodados a expensas de gente más necesitada. El punto óptimo parece estar en los 50.000 dólares de cancelación de deuda, tal como han propuesto Elizabeth Warren y Chuck Schumer.

A esa escala, se perdonaría casi toda la deuda de los deudores de modestos ingresos. Cerca de un 78 % de los hogares con préstamos en el 60 % inferior de la distribución de renta (por debajo de 74.000 dólares) recibiría una cancelación completa de su deuda.

Aun así, la forma de ver el alivio de las deudas estudiantiles suscita cuestiones respecto a la clase social. Casi por definición, la gente que asiste a universidades de cuatro años está en mejor situación económica que los que no.

Y los demócratas tienen un problema con quienes carecen de educación universitaria, que votaron de modo desproporcionado a Donald Trump. Las ayudas a las deudas de los estudiantes universitarios no son precisamente populares entre quienes nunca pudieron asistir a la universidad.

Para los chicos de clase trabajadora, la escalera más plausible y cercana a su alcance es el “community college” [escalón más bajo de los centros de educación superior, de dos años de duración]. Pero hasta el “community college” cuesta varios miles de dólares al año, más lo que se pierde de ingresos si asistes a tiempo completo.

Así pues, ¿qué tal si equilibramos ese favoritismo de clase en la ayuda a las deudas estudiantiles con un gran paquete de ayudas para los “community colleges”? Podría incluir que el gobierno federal cubriera todos los costes de matrícula, amén de un estipendio, como fue el caso de la GI Bill original [ley federal que permitió realizar estudios superiores a los veteranos desmovilizados tras la II Guerra Mundial].

El coste total de todos los “community colleges” públicos en los EE.UU. es de cerca de 52.00 millones de dólares, bastante modesto comparado con sus inmensos beneficios. De esa cantidad, 12.000 millones corresponden a matrículas y tasas.

El artículo completo de Robert Kuttner puede leerse aquí.

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