viernes, 6 de enero de 2023

5 ámbitos clave para desescalar el extractivismo en América latina

Este artículo está basado en una presentación que realizamos en una de las Conferencias Paralelas a la COP-15 de Biodiversidad realizada en diciembre de 2022 en Montreal (Canadá), denominada SolutionstotheUnderlying Causes of BiodiversityLoss. La mesa redonda donde se presentó, reflexionó sobre ‘cómo podemos reducir el uso de recursos con el objetivo de proteger la biodiversidad’. Planteamos este conjunto de ideas críticas desde la ecología política del Sury nuestra reivindicación post-extractivistapara América Latina.


I. Trasfondos de la COP15: ecología política de la protección de labiodiversidad

A nuestro juicio, la hoja de ruta que marcan los acuerdos de la COP15 sobre Biodiversidad, realizada en Montreal, Canadá, son tremendamente insuficientes en comparación a las reales dimensiones del problema.El asunto no es sólo el cambio climático: el hecho que un millón de especies estén en peligro de extinción, de las vastas e incalculables consecuencias que eso tiene para la vida en el planeta, del carácter irreversible que pueden tener estos procesos de pérdida de biodiversidad y las necesidades de actuar con celeridad y premura, contrastan enormemente con un sistema global que sigue vorazmente ampliando el consumo de recursos y energía, las fronteras de la destrucción ambiental, mientras se generan acuerdos que no establecen medidas precisas y vinculantes para abordar este problema.

No es nuestra intención hacer énfasis en los acuerdos y resultados de esta última COP.Nos interesa más centrarnos en dos factores fundamentales sobre los que se sostiene esta situación de indolencia ante la crisis ambiental global. En primer lugar, es inútil obviar que la forma que toman las negociaciones y los acuerdos en estos eventos está profundamente determinada por las estructuras de poder internacional, de carácter corporativa, partidista, militar, financiera y elitista, que marcan extraordinarias desigualdades sociales, económicas y globales, y que en realidad son una barrera muy pesada para la implementación efectiva de las políticas y recomendaciones propuestas para transformar verdaderamente la situación ecológica planetaria. Dichas relaciones de poder y dominación internacional están en la base de las causas subyacentes de esta dramática pérdida de biodiversidad que estamos viviendo. De hecho, si queremos proteger la biodiversidad, necesariamente debemos crear contrapesos a estas estructuras de poder. El problema no es solo técnico o tecnológico; también es político y geopolítico.

En segundo lugar, nos seguimos enfrentando a unos fundamentos epistémicos dominantes que determinan tanto los enfoques como las instituciones que llevan adelante estos acuerdos y negociaciones globales. Lamentablemente dicha episteme se orienta fundamentalmente por perspectivas de mercado, que siguen promoviendo el crecimiento económico, cuando son precisamenteel desarrollo de los mercados capitalistas y la lógica de crecimiento sin fin los que están haciendo inviable el sostenimiento de la biodiversidad. Proponen falsas soluciones basadas en esquemas contables ante un ámbito que tiene dimensiones inconmensurables como es el de la biodiversidad, así como en mercados de compensación y mecanismos dominados por el ámbito empresarial que operan primordialmente sobre los procesos de distribución y redistribución económica, pero que no tocan el asunto de fondo, que tiene que ver con el voraz patrón de apropiación de la naturaleza, y nuestra relación con esta. Adicionalmente, pero no menos importante, se ha impuesto colonialmente una visión de biodiversidad que aminora o invisibiliza el resto de valoraciones de la naturaleza que existen en diferentes pueblos y comunidades a lo largo y ancho del mundo.

En este sentido, necesitamos un vuelco epistémico y político para abordar este problema; enfoques dirigidos a la raíz del mismo, que replanteen radicalmente nuestra relación con la naturaleza. No bastarásólo cambiar las fuentes de energías de fósiles a renovables; esto más bien implicaríaun dramático aumento del consumo de minerales críticos para esta ‘transición’. No podemos ya seguir creciendo de esta manera. Requerimos ademásuna profunda transformación de los estilos de vida dominantes, nuevos metabolismos sociales y culturales, dimensiones y escalas más cortas para reproducir nuestra vida. Tendremos que asumir indefectiblemente el decrecimiento.

La pregunta sobre cómo reducir el uso de los llamados‘recursos’ debe estar dirigida primordialmente al Norte Global, a China, los BRICS, economías emergentes, grandes corporaciones transnacionales, sectores más ricos de las sociedades del planeta. Pero de ninguna manera América Latina debe estar eximida de esta cuestión. Más bien, ella nos abre a interesantes perspectivas sobre post-extractivismo, sobre otras formas de distribución de la riqueza, sobre posibilidades de transitar hacia otras modalidades económicas, que en cambio puedan fortalecer la vida en la región y representar un aporte a este esfuerzo de carácter global.

El escrito completo de Emiliano Terán Mantovani puede leerse aquí.


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