sábado, 9 de enero de 2021

La iglesia católica argentina justifica los femicidios

Hace algunos días, luego de que la interrupción voluntaria del embarazo se convirtiera en ley, se conocieron publicaciones en las redes sociales del sacerdote sanjuanino Rodrigo Robles, cuyo contenido daba cuenta de una enorme aversión hacia el colectivo femenino. «Quien siembra la muerte, engendra y cosecha muerte, no se quejen de los femicidios, la naturaleza es sabia, felicidades a los que apoyan la muerte de inocentes», escribió sin tapujos, haciendo referencia a la legalización del aborto.

El mensaje fue replicado por el cura de La Rioja, Nicolás Vilches, y contó con el silencio cómplice de toda la jerarquía eclesiástica. La Conferencia Episcopal, que no demoró en pronosticar una “mayor división entre los argentinos” a partir de la votación en el Senado, habilita sin miramientos todo tipo de agravios por parte su propia curia hacia la marea verde.

Como vemos, la misoginia no deriva de un exabrupto puntual proveniente de algún miembro particular de la iglesia, sino que forma parte constitutiva de las instituciones religiosas, quienes la promueven en todos los ámbitos en pos de perpetuar un papel subordinado reservado para las mujeres, y de esta forma, colaborar en sostener uno de los pilares sobre los que se apoya la explotación hacia las mayorías.

La justificación lisa y llana de los femicidios tampoco suscitó repudio alguno por parte de ningún funcionario gubernamental. El gobernador provincial, Sergio Uñac, es un antiderechos de larga data; y por su parte, el “primer feminista” Alberto Fernández, se postra permanentemente frente al clero, ya que necesita de sus servicios para garantizar la “paz social” en el medio del ataque profundo hacia los sectores populares que viene protagonizando.

El Estado, responsable de que en el 2020 se hayan perpetrado 298 femicidios -a razón de uno cada 29 horas- es también el que solventa con fondos públicos a estas “usinas de la reacción”. En San Juan, los subsidios estatales a la Iglesia Católica abarcan el sueldo del Obispo y de 32 seminaristas, el sostenimiento de 18 parroquias de frontera, 39 colegios confesionales, y 150 instituciones laicales ligadas a la iglesia, entre las que se encuentran comedores populares, Hogares de Belén, Cáritas, etc. (Diario de Cuyo, 19 de diciembre).

El artículo completo de Sofía Yalj Harteker puede leerse aquí.


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