El hit de
las semanas anteriores había sido el “Tomala
vos, damela a mí, por el boleto estudiantil”. Lo empezaron a gritar en
alguna esquina de La Plata y de a poco se fue adueñando de buena parte de las
calles y las plazas del país; así fue en
la medida en que la protesta de secundarios y universitarios desfiló por
Bahía Blanca, Rosario, Córdoba, Río Gallegos, Salta, Resistencia, frente a las
focas de cemento de Mar del Plata, el Obelisco porteño y por tantas otras
localidades.
Pero cuando
comenzaba a anochecer el jueves 12 de mayo, como más que tarde ocurre con todo
batacazo musical, el ránking se vio sacudido por el rápido y explosivo ascenso
de un nuevo exitazo popular. El cantito decía esta vez: “No tengo cuentas en Panamá, soy estudiante y quiero presupuesto ya”.
Los
hombres de prensa que andan cazando notas de color para aderezar sus crónicas
rápidamente acusaron recibo de la novedad, aunque dicen que buena parte de los
noticieros televisivos y radiofónicos prefirieron poner el énfasis en otros
aspectos de la gigantesca manifestación de profesores y estudiantes.
Se trató
de decenas de miles de participantes, una de las movilizaciones educativas más
numerosas de los últimos tiempos. Y todas esas gargantas, amuchadas por las
protestas y el frío, mandaron como una sola el “No tengo cuentas en Panamá…” mientras entraban a la Plaza de Mayo y
los edificios del entorno con su eco empinaban los gritos hasta el trueno.
¡Otra que el himno nacional cantado por los Pumas…!
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