Llega justo cuando Juan Falú se acomoda
con su guitarra. Le hubiera gustado que el sonido fuera un poco más cuidado,
pero qué se le va a hacer. Finalmente no está allí, ni el músico ni quienes lo
escuchan, para celebrar un encuentro artístico en una prolija sala de conciertos, sino muy para
otra cosa.
El alguna vez alumno y hoy profesor de
Música en las escuelas porteñas sabe y siente que su concurrencia es una cita
de honor, de esas a las que no se puede faltar. Ocurre que el colegio al que
tanto le debe no tiene un edificio propio. Es increíble. Recuerda que una
década atrás, cuando a él le tocó egresar, se rumoreaba que ya estaba todo
resuelto, que había voluntad de los funcionarios, que era cuestión de un
arreglo presupuestario y alguna firma...
En fin. El Conservatorio Superior de
Música “Manuel de Falla” fue fundado en 1919, se acerca al siglo de vida;
alberga a una comunidad de docentes, estudiantes y empleados de alrededor de cuatro
mil personas, y hace mucho rato que languidece en una lamentable emergencia
edilicia. La larga tradición en la enseñanza musical y el listado de los
prestigiosos exponentes de la vida artística argentina que pasaron por sus
aulas de nada sirve. El Falla esta hundido en la peor crisis de su historia.
Desde 2004 hasta la actualidad, su sede
central funciona en las instalaciones cedidas por el “Ástor Piazzolla”, ubicado
en la esquina de Gallo y Sarmiento, a pesar de que el lugar no cumple con las
necesidades específicas de requiere el Falla y condena a todos sus habitantes a
padecer un hacinamiento insostenible.
Como una forma protesta más se organizó el festival al que acaba de llegar, tarde como siempre. En la fría mañana de invierno a un costado cuelga el cartel que reclama un edificio propio. El viento sacude sus letras grandes como si gritaran.
Como una forma protesta más se organizó el festival al que acaba de llegar, tarde como siempre. En la fría mañana de invierno a un costado cuelga el cartel que reclama un edificio propio. El viento sacude sus letras grandes como si gritaran.
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