Era inevitable que la decisión trajera
cola, entre otras cuestiones por el contexto general. Una nueva reforma de la
escuela media en camino, un Plan Maestro que supuestamente devolverá a la
educación criolla los blasones de antaño, el ministro Esteban Bullrich que se
candidatea para el senado por la provincia de Buenos Aires con el mismo aire de
triunfo de quien ha cruzado los Andes… Y en el medio de tanta pompa, los
gremios que reúnen a los profesores universitarios votan el no inicio de las
clases para el segundo cuatrimestre.
De inmediato la vela que el viento se
empecina en apagar revive. Y, lo que es peor, amenaza con el contagio.
El primer brote epidémico ya está a la
vista . Como lo demuestra la asamblea unificada de los docentes porteños que
está llegando a su fin.
Sesionó simbólicamente por la aparición
de Nadia y todas las chicas desaparecidas y en apoyo a los trabajadores cesanteados
de PepsiCo. Votaron un banderazo y un frazadazo para el último día de junio junto
al Obelisco, para marchar desde allí hasta el ministerio de Educación porteño.
Pero, sobre todo, impulsar en las escuelas la discusión sobre el no inicio
luego del receso invernal para ser refrendada en próximas reuniones y asambleas.
Afuera está esperando impaciente el movilero de una de las radios comerciales más conocidas. Los delegados se preparan para la pregunta de rigor: ¿será éste un paro político?
Afuera está esperando impaciente el movilero de una de las radios comerciales más conocidas. Los delegados se preparan para la pregunta de rigor: ¿será éste un paro político?
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