Mientras bajaba la orden para que la
policía corriera a los golpes a los maestros que habían ocupado el Consejo
Provincial de Educación en Río Gallegos, la gobernadora de Santa Cruz, Alicia
Kirchner, decidió hacer el acto del día de la independencia en Gobernador
Gregores, lejos del ojo del huracán, por si las moscas.
Pero su empeño resultó frustrado. La
gobernadora se encontró con una movilización de vecinos que desplegó su bronca
en la plaza central en medio del acto, con carteles que reclamaban desde la
falta de gas hasta la necesidad de aumento de salarios, no sólo para los
docentes, y el pago de haberes que se adeudan a los jubilados.
La llegada de la Kirchner fue precedida
por mucha policía que se apostó bien temprano en las cuatro esquinas donde iba
a transcurrir el acto, hubo también personal de gendarmería y varios custodios
que fingían mal ser simples mortales. Pero no pudieron detener la
manifestación; lo que oficialmente había sido promovido como una la fiesta se
convirtió en una explosión popular de bronca.
Según las crónicas, el sesenta por ciento
de la concurrencia eran las fuerzas de seguridad, a ellos se sumaba un veinte
por ciento de funcionarios, un quince por ciento de ñoquis interesados en
cuidar sus privilegios y un cinco por ciento de vecinos de verdad, quienes se
fueron ni bien terminó el pericón.
Nadie sabe a ciencia cierta si el tradicional corte de cintas que se iba a realizar como protocolo de inauguración de obras en el aniversario del pueblo de Gregores se pudo llevar a cabo. En todo caso, nadie se dio cuenta.
Nadie sabe a ciencia cierta si el tradicional corte de cintas que se iba a realizar como protocolo de inauguración de obras en el aniversario del pueblo de Gregores se pudo llevar a cabo. En todo caso, nadie se dio cuenta.
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