Fueron
unas cuantas cuadras las que lo obligaron a caminar para encontrarse con esto,
un cartel en la vidriera que indica que el termómetro ya rompió el pico de las
cinco gambas. ¡Cincuenta y tres mangos cotiza la pizza grande en Ugi’s!
Increíble.
Un
largo paseo bajo el sol duro hasta desembocar en Avenida La Plata, seguir cargando
el peso de los libros y cuadernos hasta toparse con el Carrefour grande, donde
se dice que en poco tiempo más vuelve a instalarse la cancha de San Lorenzo,
saltar la plazoleta medio ridícula con que hace un tiempo la municipalidad
decidió adornar un poco el lugar, quizás para quedar bien con Marcelo Tinelli,
todo ese deambular para encontrarse finalmente con que el par de marrones
arrugados en sus mochilas no alcanzan ni para media de muzarella.
“Acá
te la venden por cuartos”, dice su compañero y él lo mira con cara de orto
porque todo el mundo sabe que la cuarta parte de una Ugi’s no alcanza ni para tapar
la caries de la muela de uno.
El
tercero intenta cerrar debate y enojo; interviene entusiasmado: “si le metemos
derecho por la avenida hasta un poco antes de Rivadavia llegamos a Fábrica de
pizzas”. Para disipar la duda de sus amigos agrega: “Dale, ahí casi te la regalan…”.
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