La
indignación fue inmediata ni bien la noticia se conoció. Ocurrió que una
mañana, antes de que comenzaran las clases y mientras apuraban el mate cocido,
los docentes fueron informados que acababa de llegar una comunicación,
con el número 59, enviada a las escuelas por parte de la Dirección de Área
Primaria. La misiva oficial pedía que se
confeccionen listados con los datos de los docentes adheridos al paro del 29 de
marzo, convocado en su momento por la Asociación Docente de Enseñanza Media y
Superior (Ademys).
“¿Por
qué no se van a cagar con sus listas negras?”, sugirió uno; “en Córdoba ya les
descontaron el día”, comentó otra...
Finalmente
acordaron la respuesta escrita en la cual se rechaza lo que se considera a
todas luces un método persecutorio y se exige que se respeten los derechos
constitucionales de los trabajadores, entre ellos la asamblea y la huelga.
El
gremio se encargó de darle forma y presentarla a las autoridades respectivas.
“Pensar
-reflexionó amargada la maestra de quinto- que nos han pedido especialmente que
preparemos muchas actividades para este 24 de marzo, a cuarenta años del golpe
militar. Yo no sabía muy bien por dónde entrarle al tema esta vez, sobre todo
para no repetir siempre lo mismo, pero ya me dieron letra…”
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