(Por Paula Urien. La Nación, Ciudad Autónoma de Buenos
Aires, viernes 27 de mayo de 2016)- El empleo joven es el tema de la jornada
que se lleva adelante hoy propuesta por la Organización Internacional del
Trabajo (OIT) en la Argentina. Cada año, son 200.000 aproximadamente los
jóvenes que ingresan al mercado laboral, por lo que la creación de empleo para
ellos, y que sea de calidad, es uno de los enormes desafíos que enfrenta este
país. Hace cinco años que no se crea empleo formal, un déficit que hizo que se
incrementara el empleo público a niveles históricos con su consiguiente impacto
económico.
El empleo no registrado es
también un problema de enorme magnitud ya que, según datos del Ministerio de
Trabajo "de cada cinco personas registradas hay tres no registradas. Si se
incluye al personal doméstico que no está registrado, se llega al 45%. En el
norte argentino por cada trabajador formal hay uno informal", dijo Miguel
Angel Ponte, Secretario de Empleo.
El funcionario hizo hincapié
en que los análisis de la Generación X o Y hablan de los jóvenes más
favorecidos para entrar en el mercado de trabajo que piden un viernes flexible
o fruta en la oficina, pero que hay que hablar de la Generación V, de
Vulnerable o E, de Excluídos.
"Tenemos un enorme
empobrecimiento del sistema educativo", dijo. Además, contó desde su
experiencia que hace unos tres años un director de escuela le confesó que
"tenemos la orden de aprobar a todos", por lo que "frente a la
necesidad de mantener dentro del sistema escolar a las poblaciones vulnerables
se corre el riesgo de la falta de perspectivas a largo plazo por el déficit de
la formación".
"Estamos frente a una
era posmarxista. El marxismo luchaba contra la explotación de los trabajadores.
Hoy directamente no hay demanda y uno de los factores de esta realidad es el
sistema educativo. Estamos muy complicados. Tenemos un desempleo estructural
con una legislación que no se adapta a las nuevas realidades".
Desde el ámbito legal, el
Ministerio de Trabajo propone la ley del Primer Empleo, que actualmente está en
la comisión de Trabajo de la Cámara de Diputados y que busca incentivar el
empleo juvenil a través de beneficios fiscales para empleadores. También se
está trabajando en una reformulación de la ley que ordena las pasantías, ya
que, según Ponte, "tiene algunos artículos que hacen que las empresas no
incorporen pasantes". El 90% de los empleadores son pymes.
Nuevamente desde la OIT,
Fabio Bertranou, Director del Equipo de Trabajo Decente para el Cono Sur de
América Latina de la organización, presentó el informe "Trayectoria hacia
el trabajo decente de los jóvenes en Argentina".
La deserción escolar y la
sobreedad en el secundario son dos problemas que enfrentan los jóvenes para
después lograr un trabajo formal. Vale recordar que el hecho de que el primer
empleo en la vida laboral sea formal lleva a que haya muchas más chances de
hacer una carrera dentro de un trabajo de calidad.
En la Argentina, indica el
informe, tres de cada siete adolescentes no terminan el ciclo educativo. Entre
2004 y 2012 se registró una reducción de trabajo infantil, pero existe un grave
problema en el trabajo adolescente, mayormente informal.
Con respecto a los ni-nis,
jóvenes que ni trabajan ni estudian, el informe revela que hay una parte de
ellos que en realidad son mujeres que se dedican a los quehaceres domésticos,
cuidado de niños y ancianos, tareas que no son remuneradas ni reconocidas como
trabajo. "Cerca del 90% de estos jóvenes no completó el secundario y esto
es un obstáculo para sus trayectorias hacia el trabajo decente", dijo
Bertranou.
También existe la dificultad
por mantener un empleo, lo que se transforma en una alta rotación de trabajos
de mala calidad y una enorme inestabilidad.
Otro dato del informe es que
los jóvenes están ingresando al mercado laboral más tarde que hace 10 o 20
años. Se trata de una buena noticia si es que demoran el ingreso al mercado
laboral para formarse, pero una muy mala noticia si no trabajan ni estudian.
En el nivel mundial, "los
jóvenes aceptan empleos no solo que no satisfacen sus expectativas, sino que no
requieren el desarrollo de sus competencias, lo que significa una enorme
pérdida de competitividad para los países", cerró Pedro Américo Furtado de
Oliveira, director de la oficina de la OIT en la Argentina.
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