El asunto es así de increíble,
y así se los vamos a contar. Ocurre que el profesor Dante Patrignani actuó como
cualquiera con un poco de dignidad y valentía lo haría: al advertir quién era
el personaje que compartía las aulas donde él a diario labora, hizo la denuncia
a las autoridades de la Universidad Nacional del Sur. El individuo en cuestión es
Néstor Montezanti, ex personal civil de Inteligencia y parte del Batallón 601. Patrignani,
ni bien se enteró de la mala nueva, lo denunció y exigió que le iniciaran un
juicio académico para apartarlo del cargo, puesto que se trataba de alguien que
había formado parte del aparato represivo que operó durante la dictadura
militar.
Sin embargo mientras el
represor pasa sus días cómodamente dentro de los claustros universitarios, Patrignani
acaba de ser condenado por la Sala I de la Cámara de Apelación en lo Civil y
Comercial, a cargo de los doctores Miguel Ángel Diez y Guillermo Ribichini, a
pagar una tremenda suma de dinero puesto se lo encontró responsable de la publicación
de una caricatura (¡!) que “deshonra e invade la persona y vida privada” del
colaborador de las huestes de Jorge Videla.
La justicia ha declarado
al denunciante del represor culpable mientras el denunciado sigue desempeñando
sus tareas docentes; la justicia ha establecido además que para poder apelar el
fallo que lo condena Patrignani debe pagar primero los treinta mil pesos mientras
el represor denunciado sigue percibiendo sin obstáculo alguno su salario. Las
gremiales de los profesores universitarios ya han lanzado una campaña para que
la noticia se conozca y el fallo judicial sea volteado.
Cosa de no creer, o sí,
y que explica mucho de estos tiempos que nos han tocado en suerte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario