sábado, 15 de junio de 2013

La despedida, de Milan Kundera


Milan Kundera, La despedida, novela, Barcelona, Tusquets, “Esenciales”, 2005, 250 páginas, traducción del original checo por Fernando de Valencuela.

No somos seguidores de las obras de Milan Kundera. Hemos leído al escritor checo más en reportajes, citas y menciones que a través sus propios textos, como se debe. Nuestra lectura única hasta el momento era esperable: La insoportable levedad del ser, hace unos cuantos años atrás y empujados por las movidas del momento.
Ahora leímos ésta, La despedida. Fue después de haber trajinado el último libro de John Irving y, casi obligada, la primera conclusión es que se trata de una novela “europea”, aun cuando sea difícil de precisar el adjetivo.


En todo caso hay descripciones de la opresiva arquitectura funcional-estalinista por donde se mueven los caracteres, que por momentos son detalladas y morosas, pero que sin embargo el resultado es que nunca lo son en exceso y pierden así parte de su materialidad; se vuelven abstractas, simbólicas.
Hay un manojo de personajes que se entrecruzan y confunden ganas y ansiedades que nunca conectan bien -siguiendo un poco la fórmula clásica del desencuentro del tipo A ama a B, B quiere a C, C busca a D, D ama a A…-. De cualquier modo lo que inicialmente no aparece del todo a poco andar brilla evidente: hay una relación de utilidad  los mueve a todos; en algún caso puede tener que ver con la necesidad de dinero o de un lugar más cómodo donde vivir o, cuando eso ya se tiene, con un más retorcido deseo de manipulación o vampirismo espiritual. En todo caso, la moraleja que se extrae intenta rozar cierta aseveración filosófica acerca de los hombres y sus relaciones.
La despedida es una buena, dura e interesante novela, y encima felizmente distinta a lo que a uno últimamente lo empujan a leer.

Posdata: es una agradable sorpresa que se haya utilizado para la tapa de esta edición un lindo dibujo de Federico García Lorca.


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