A esa escala, se
perdonaría casi toda la deuda de los deudores de modestos ingresos. Cerca de un
78 % de los hogares con préstamos en el 60 % inferior de la distribución de
renta (por debajo de 74.000 dólares) recibiría una cancelación completa de su
deuda.
Aun así, la forma de
ver el alivio de las deudas estudiantiles suscita cuestiones respecto a la
clase social. Casi por definición, la gente que asiste a universidades de
cuatro años está en mejor situación económica que los que no.
Y los demócratas tienen
un problema con quienes carecen de educación universitaria, que votaron de modo
desproporcionado a Donald Trump. Las ayudas a las deudas de los estudiantes
universitarios no son precisamente populares entre quienes nunca pudieron
asistir a la universidad.
Para los chicos de
clase trabajadora, la escalera más plausible y cercana a su alcance es el
“community college” [escalón más bajo de los centros de educación superior, de
dos años de duración]. Pero hasta el “community college” cuesta varios miles de
dólares al año, más lo que se pierde de ingresos si asistes a tiempo completo.
Así pues, ¿qué tal si
equilibramos ese favoritismo de clase en la ayuda a las deudas estudiantiles
con un gran paquete de ayudas para los “community colleges”? Podría incluir que
el gobierno federal cubriera todos los costes de matrícula, amén de un
estipendio, como fue el caso de la GI Bill original [ley federal que permitió
realizar estudios superiores a los veteranos desmovilizados tras la II Guerra
Mundial].
El coste total de todos
los “community colleges” públicos en los EE.UU. es de cerca de 52.00 millones
de dólares, bastante modesto comparado con sus inmensos beneficios. De esa
cantidad, 12.000 millones corresponden a matrículas y tasas.
El artículo
completo de Robert Kuttner puede leerse
aquí.
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