Baños inutilizables,
falta de agua, techos derrumbados y espacios enteros invadidos por ratas y
palomas, son la foto del cuadro general en el que se encuentran las escuelas de
la región. Los escasos auxiliares no cuentan aún con el equipamiento de
seguridad establecido en los protocolos. A esto hay que agregar la falta de cargos
docentes y auxiliares que no han sido cubiertos durante todo el 2020 y
protocolos imposibles de llevar a la práctica como resultado del nivel de
precarización laboral y educativa.
Todos estos problemas
se suman a los que ya se vienen arrastrando desde hace décadas como la falta de
edificios propios y en condiciones de acuerdo a las necesidades de las
distintas comunidades educativas. Concretamente, durante el año de virtualidad
que pasó, el gobierno provincial de Axel Kicillof y la ministra de Educación,
Agustina Vila, no han destinado los recursos necesarios para una vuelta segura
a las escuelas como resultado del ajuste que vienen llevando adelante en
educación.
La conducción
burocrática de Suteba La Plata, en manos del frente Stella Maldonado (la Celeste
de Baradel y otras) ha sido cómplice necesaria de esta situación, junto al
resto de los sindicatos del FUDB. La no convocatoria a cuerpos de delegados,
asambleas e instancias de lucha y deliberación no es algo que sorprenda, pero
sí un agravante en este contexto de ofensiva del gobierno por el retorno a una
presencialidad sin condiciones, que preanuncia la crónica de una tragedia
anunciada.
El artículo
completo de Franco Rapanelli (Tribuna Docente) puede leerse aquí.
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