(Por Ricardo Braginski. Clarín,
Ciudad Autónoma de Buenos Aires, martes 20 de junio de 2017)- En caída libre y
sumando fracasos, la escuela secundaria argentina muestra indicadores que
hablan de una crisis terminal. Casi cinco de cada diez alumnos que la empiezan
, no logran terminarla en tiempo y forma; unos 390.000 pibes -el 10%- en algún
momento del año deciden cambiar el aula por la calle. Por la alta repitencia,
casi cuatro de cada diez alumnos hoy tienen “sobreedad”. Y para los que sí
terminan, tampoco hay buenas noticias: en las pruebas Aprender, el 40% no
alcanzó el nivel básico de Matemática y también tuvieron bajo desempeño en
Lengua. Se estima que en los próximos años, más de la mitad de los trabajos
actuales desaparecerán y se crearán nuevos, que exigirán nuevas combinaciones
de saberes y capacidades. ¿Se los brinda la secundaria a la mitad de chicos que
hoy la completan? ¿Por qué son tantos los chicos que “se escapan” de la escuela
media?
Todos estos asuntos están siendo
analizados por los 24 ministerios de educación del país que vienen cocinando, a
fuego bastante lento, una reforma drástica de la secundaria, que empezaría a
implementarse el año que viene en algunas escuelas. Los lineamientos fueron
presentados al presidente Macri el miércoles pasado y posiblemente sean
tratados esta semana en la reunión del Consejo Federal de Educación que se hará
en Córdoba.
De avanzar con esta reforma, en 2019
todas las provincias ya deberán tener su plan de implementación. Los cambios
obligarán a los equipos docentes de cada colegio a presentar un proyecto
educativo que le dé sentido a la escuela y, de este modo, motive a sus
estudiantes. Cada escuela, además, deberá planificar el año especificando
cuáles son los indicadores de mejora que se plantea, de acuerdo a los datos y
el informe que entrega la prueba Aprender. No habrá más “profesores taxi” que
trabajan pocas horas en muchas escuelas y tienen poco contacto con sus alumnos.
En su lugar, los profesores serán designados con cargo y jornada completa para
una misma escuela, y así se espera que tengan más contacto con los alumnos. Y
cambiaría la forma de acreditar los conocimientos: se piensa en flexibilizar la
clásica repitencia, un sistema que demostró no tener éxito y provoca que muchos
alumnos, especialmente de los sectores más vulnerables terminen abandonado el
colegio.
“Hay un alto consenso de que el nivel
medio necesita urgentemente un cambio. Los alumnos no están entusiasmados, se
aburren. En diez años hubo un 70% más de inversión en la secundaria: se pasó
del 1.1 % del PBI en 2005 al 1.8 % en 2015. Pero no se logró revertir el
abandono y la baja formación de los egresados”, dicen en el Ministerio de
Educación.
Hay un documento base en el que
trabajaron los equipos de los 24 ministerios en una reunión que se hizo en
Bariloche hace un mes. Allí están expresados los puntos más importantes de esta
reforma, reunidos en ocho capítulos principales: organización de los tiempos
escolares; evaluación, acreditación y promoción; trabajo por proyectos de
aprendizaje interdisciplinario; planificación institucional del aprendizaje;
desarrollo profesional docente; saberes emergentes; capacidades; y aprendizaje
comunitario/servicio.
Los cambios implican una reformulación del
contenido curricular de la escuela media. Se piensa en menos materias, que
garanticen los saberes prioritarios y las capacidades fundamentales que
“preparen a los jóvenes para el desarrollo personal, social, cultural, laboral
y productivo”.
“Es interesante bajar la cantidad de
materias, mantener las básicas y ver cómo ser arma un proyecto. El problema con
estos planteos es que cuando se los baja a los equipos de curriculum no se
logra instalar la idea y las reformas no avanzan”, dijo a Clarín Gustavo Iaies,
director del CEPP. Y agregó: “El actual ministerio de Educación primero fue por
los 3.000 jardines y no avanzó, después por la doble escolaridad y se apagó,
ahora la secundaria. Yo diría que se decidan por un tema y avancen. No se
entiende a dónde van”.
Axel Rivas, codirector del programa de
Educación de CIPPEC, coincide en remarcar los desafíos que implica una reforma
como esta. “La propuesta curricular nueva es un gran paso adelante, pero
necesita muchas traducciones prácticas, que es lo más difícil en todo proceso
de renovación curricular. Es clave potenciar las áreas de desarrollo curricular
para crear traducciones viables en la escala masiva de las prácticas de
enseñanza”, dice.
La reforma que se está pensando incluye
una fuerte apuesta a la formación de los docentes y directores “en las
herramientas necesarias para mejorar los aprendizajes”. En este sentido,
Claudia Romero, directora del área de Educación de la Universidad Torcuato Di
Tella, cree que “la formación es una medida de mediano plazo pero hay que
encararla urgente. Hoy los profesores son formados por asignatura y tienen
dificultades para trabajar por áreas. Hay que encarar una formación docente
también más integrada”, afirma.
El Ministerio tiene ahora como objetivo
aprobar en noviembre de 2017 una resolución del Consejo Federal, en la que
todas las provincias se comprometan a ir avanzando con estas reformas. Los
lineamientos ya se vienen trabajando en reuniones mensuales entre equipos de
todas las provincias. Además, el plan contempla avanzar en una “escuela de
gobierno de política educativa” para funcionarios; en el desarrollo de
materiales para directivos y docentes; y en capacitaciones docentes por parte
del Instituto de Formación Docente (INFoD).
El proyecto de reforma de la secundaria
que analizan los ministros de educación del país comenzaría a funcionar el año
que viene, en algunas escuelas. El cambio es tan complejo e involucra a tantas
personas y nuevas inversiones que la idea es ir avanzando de a poco, y a medida
que cada jurisdicción presente su propio plan de implementación. Pero hay un
distrito –Río Negro-, que ya viene aplicando su propia reforma de la
secundaria, con lineamientos muy similares a los que ahora se discuten a nivel
nacional. Esta experiencia es observada atentamente por el resto de los
ministros provinciales.
El proyecto de reforma de la secundaria que analizan los
ministros de educación del país comenzaría a funcionar el año que viene, en
algunas escuelas. El cambio es tan complejo e involucra a tantas personas y
nuevas inversiones que la idea es ir avanzando de a poco, y a medida que cada
jurisdicción presente su propio plan de implementación. Pero hay un distrito -Río
Negro-, que ya viene aplicando su propia reforma de la secundaria, con
lineamientos muy similares a los que ahora se discuten a nivel nacional. Esta
experiencia es observada atentamente por el resto de los ministros
provinciales. Mónica Silva, la ministra de educación de Río Negro,
comentó la experiencia provincial.
“Empezamos a trabajar en la reforma en
2012 para reducir la deserción y hacer efectiva la obligación de la secundaria
que fija la ley de educación nacional”, dice. Y explica los aspectos más
importantes de la reforma:
-Nuevo formato. En lugar de las materias
tradicionales, hay siete “área curriculares”: Matemática, Lengua, Ciencias
Sociales, Ciencia y Tecnología, Segunda Lengua, Educación Artística y Educación
Física. Para el resto de las materias, cada escuela puede elegir su formato, de
acuerdo a su proyecto institucional.
-Nueva organización de los docentes. Pasan
a ser nombrados por cargos, dentro de una escuela, y ya no por horas cátedra en
distintas instituciones. “Los docentes que van de escuela por escuela no pueden
responsabilizarse adecuadamente por las tareas en cada colegio”, dice Silva.
-Nuevos criterios de acreditación de los
saberes. Los alumnos aprueban por cuatrimestre, con nota siete o superior.
Quien no alcanzó la aprobación, no puede seguir la correlatividad en esa área
curricular. Pero sí puede seguir en otras. Para los que deben alguna materia,
cada escuela debe implementar un modo en que los alumnos pueden recuperar esos
contenidos al tiempo que avanzan con los nuevos. Algunos lo hacen con cursos a
contraturno y otros trabajando con esos alumnos en forma personalizada en el
salón de clase, explica la ministra.
-Comité académico. Cada escuela
tiene un “comité académico”, integrado por cada área curriculares, un
representante del ministerio, padres y alumnos. “Los alumnos tienen una visión
de lo que les pasa a sus compañeros”, dice Silva.
En Río Negro hay 750.000 habitantes y 294
escuelas secundarias. La reforma empezó a implementase este año en 93
bachilleres orientados de gestión pública. El plan es seguir con los
bachilleres privados. Luego vendrían las escuelas técnicas y las de jóvenes y
adultos, aunque en estas dos modalidades quizás no se avance, debido a que no
tienen mayores problemas de deserción ni curriculares.
A la hora de evaluar los resultados,
Silva dice que “ahora hay entusiasmo por ir a la escuela, tanto de los
estudiantes como los profesores”.
-¿Se
puede hacer algo así en el resto del país?
-Sí, pero atendiendo a las
características históricas y demográficas de cada lugar. Hay que considerar que
aquí implicó una inversión de entre 30 y 35% más en cargos docentes.
La implementación tuvo algunas resistencias de los gremios docentes, aunque para la ministra se trató de “un reclamo salarial en medio de la paritaria. Aquí nadie se quedó sin trabajo. Es más, se abrieron nuevas posibilidades laborales”, dice.
La implementación tuvo algunas resistencias de los gremios docentes, aunque para la ministra se trató de “un reclamo salarial en medio de la paritaria. Aquí nadie se quedó sin trabajo. Es más, se abrieron nuevas posibilidades laborales”, dice.
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