La
semana que pasó se conoció una suerte de evaluación -el
ránking anual de la consultora global de origen británico llamada
QS- que empujó a la Universidad
de Buenos Aires siete escalones hacia abajo en relación a la
anteriores medición de tan solo un año atrás. Es la principal de
la Argentina pero ahora está más abajo de las diecinueve más
destacadas de la América latina.
Muy
bien. Pero, ¿ustedes quieren saber cómo se construyen las grandes
universidades del mundo? Pues pasen y vean.
La
Universidad de Nueva York (NYU, por sus siglas en inglés) ofreció
disculpas tras un informe que detalla graves abusos cometidos contra
trabajadores inmigrantes en su campus universitario recientemente
construido en Abu Dhabi. Según el célebre e insospechable New
York Times del pasado primero de mayo, cientos de trabajadores
fueron golpeados, encarcelados y deportados tras hacer un paro por
mayores salarios en 2013. Sólo para ser contratados, los
trabajadores pagaron tasas de reclutamiento superiores al equivalente
a un año de salarios. Muchos debían trabajar hasta doce horas por
día, todos los días de la semana, para ganar el salario que se les
había prometido. Los trabajadores fueron obligados a vivir hacinados
en apartamentos, en pésimas condiciones. Una gran cantidad de los
damnificados -casi como para cerrar la historia con un chiste negro-
esperan aún que se les reembolse lo que se les debe.
En
su comunicado, la Universidad de Nueva York expresó: “A cada uno
de los trabajadores que no recibieron un trato acorde a los niveles
que establecimos y cuyas circunstancias no fueron detectadas ni
solucionadas, les ofrecemos nuestras disculpas”. Y la conciencia en
paz.
Para
cerrar y que uno tenga la certidumbre de que si unos hacen es porque
otros dejan hacer, se debe agregar que el informe del New York
Times fue censurado en los Emiratos Árabes Unidos, donde los
distribuidores locales retiraron todas las copias del medio escrito
el día en que la historia fue publicada. El periódico yanqui afirma
que sus 'socios locales' consideraron que el informe era “demasiado
delicado”.
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