Guillermo Mazza fue
nombrado a cargo de la dirección de la carrera de Ingeniería
Mecánica, parte de la oferta de la Facultad de Ingeniería de la
Universidad de Buenos Aires. En su curriculum para obtener tal cargo
ostenta como mérito el haber sido integrante de la fundación no muy
ingeniosamente (o sí) llamada “Facultad de Ingeniería”, que fue
denunciada por desviar los fondos que recibía del Estado por
trabajos en obra pública.
El martes 20 de mayo, una
fuerte movilización de estudiantes al Consejo Directivo de la
facultad echó abajo esa designación como director de la carrera de
Ingeniería Mecánica. Además del antecedente ya mencionado, Mazza
también fue gerente de la afamada Techint cuando la empresa
reclamaba, en forma pública, que Ingeniería acreditara sus carreras
ante la Comisión Nacional de Evaluación y Acreditación
Universitarias, la CONEAU.
La promoción de Mazza no
fue un hecho aislado, indican los volantes que repartió el centro de
estudiantes en la ocasión: en esa misma dirección se orientó la
designación de Alberto Barbieri como rector, con el compromiso
explícito -según se dijo en ese entonces- de “fortalecer la
alianza entre la universidad, las empresas y el Estado”. El hecho
explicaría también la multiplicación de posgrados con arancel,
diseñados a la medida de la capacitación hacia los “trabajos a
terceros”, a través de la cual las empresas más poderosas se
apropian a bajo costo la investigación de estudiantes y docentes en
los laboratorios para su propio beneficio.
“¿Te imaginás? -le
comenta un ayudante recién recibido a un muchacho que recién
empieza a cursar y a quien reconoción en medio de la multitud-
Años de estudio bajo la inspiración de Leonardo Da Vinci para
terminar como insumo intelectual barato para llenar los bolsillos de
estos tipos...”
No hay comentarios:
Publicar un comentario