Los tipos se miraron un
rato y no necesitaron decir nada para acordar la revisión de lo actuado y
volver diplomáticamente para atrás tratando de que las chancletas se vieran lo
menos posible.
Unos días antes los
rectores de todas las universidades se habían reunido en el marco del Consejo
Interuniversitario Nacional y decidido desconocer los capítulos del convenio
colectivo laboral que ya habían acordado con los sindicatos de los profesores
universitarios. De inmediato el sector más combativo de los docentes llamó a la
huelga; y para colmo las tomas de las universidades de Tucumán y La Rioja
-acciones que desde el gobierno especulaban con que se irían diluyendo- se
extendieron y tomaron más fuerza.
Los diarios
desparramados sobre la mesa que hace las veces de centro de la reunión dan
cuanta de la renuncia del rector riojano Tello Roldán, que hasta ayer nomás
parecía destinado a disfrutar de un reinado más firme y duradero que el de
Julio Grondona al frente de la Asociación del Fútbol Argentino. Así que más
vale curarse en salud, dijeron sin decirlo, y dieron marcha atrás con lo resuelto.
Poco después se comunicaban con las gremiales para informarles la buena nueva,
y también la inamovilidad de la decisión acerca de que cada casa de altos
estudios seguiría fijando las condiciones laborales por su cuenta.
Justo en ese momento se
difundió la noticia de que profesores y estudiantes habían decidido la toma del
rectorado de la Universidad Nacional de Salta.
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