(Por
Diego Rojas. Plazademayo.com, Ciudad Autónoma de Buenos Aires,
jueves 10 de octubre de 2013)- Cuarenta mil. Cincuenta mil. Entre esas cifras
osciló la cantidad de manifestantes que marcharon el martes por la noche en La
Rioja -una ciudad con ciento ochenta mil habitantes- en apoyo a los reclamos de
los estudiantes de la Universidad Nacional de La Rioja (UNLar). La multitud,
que equivale a una marcha de ochocientas mil personas en la Capital Federal,
marcó un hito histórico: nunca antes tal cantidad de gente se había manifestado
al unísono en la provincia. Los manifestantes seguían los cantitos de los
estudiantes, que decían así: “Tello, decime que se siente / haber perdido la
UNLar”, “Se acabó la dictadura de la UNLar” “Qué calor, qué calor / que levante
la mano el que quiera nuevo rector”. El entusiasmo político, esa intensidad que
se produce cuando las masas manifiestan su voluntad de modo unánime, se había
apoderado de la muchedumbre. El miércoles los reclamos estudiantiles lograban
un triunfo total: la renuncia del rector Enrique Tello Roldán, de la
vicerrectora Valeria Quinteros y los decanos de los cinco departamentos
académicos (facultades), sumados a los cinco decanos de las sedes regionales
que integran la institución. La Asamblea Soberana integrada por estudiantes,
docentes, no docentes y graduados impuso, también, que se nombrara como decanos
interinos a quienes ellos mismos habían designado mediante el voto democrático
de sus integrantes. Un triunfo total que cierra una primera etapa de la
Primavera Riojana, y que abre un camino.
“El
“Sí se puede” fue la consigna principal -cuenta Daniel Iñigo, delegado a la
Asamblea Soberana por la carrera de Traductorado y Profesorado de Inglés-. El
“Sí se puede” es la respuesta a eso que nos dijeron toda la vida. Siempre hubo
lista única, no podíamos armar centros de estudiantes, había persecuciones y
cuando decíamos que Tello Roldán se tenía que ir, nos decían que no íbamos a
poder. Teníamos instalado el miedo y el “no se puede”. Ahora pudimos sacarlos a
todos, elegimos nuevas autoridades, que nos pueden gustar más o menos, pero que
se sometieron al mandato de la asamblea, que respondieron nuestras preguntas y
hoy se abre toda una nueva etapa”.
Los
hechos son los siguientes. Luego de la toma de la sede de la UNLar, que duró 22
días, se produjo la gigantesca manifestación un día antes de que sesionara la
Asamblea Universitaria que debía refrendar la renuncia provisoria del Tello
Roldán, lograda por la movilización estudiantil una semana después de iniciada
la lucha. Tello Roldán gobernaba la universidad desde hace 23 años, había
conformado una casta adicta en las direcciones de los departamentos y ostentaba
un rol monárquico al interior de la UNLar: su foto con el papa Ratzinger
presidía cada dirección de departamento, se hacía llevar un sillón Luis XVI al
aula cuando debía dar clases y el único ascensor de la universidad era para uso
exclusivo suyo. Este cronista visitó La Rioja durante los primeros momentos del
proceso que culminaría con la expulsión de Tello Roldán y su camarilla y grabó
a los estudiantes que se reunían clandestinamente en una plaza y el insólito
ascensor del rector, como se puede ver en los siguientes videos.
Ver aquí.
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