“Es
muy difícil gestionar cuando cada acción genera resistencia”, concluyó el
rector del colegio, Marcelo Roitbarg. Los dos profesores que casualmente
pasaban por un costado mientras el
funcionario daba la entrevista al periodista que lo interrogaba sobre las
razones del paro se miraron cómplices y se rieron al mismo tiempo, casi como si
lo hubieran ensayado.
Justo
venían charlando sobre eso a raíz de que se encontraron con que el subte B
estaba detenido por una asamblea del personal. Sucede que quienes mandan
pretenden mandar como si sus acciones no pudieran ni debieran ser juzgadas por
quienes en definitiva son los más afectados por ella. Se trate de las normas de
la seguridad del trabajo en los túneles de los subterráneos porteños o en las
aulas de la Escuela de Comercio Carlos Pellegrini, dependiente de la
Universidad de Buenos Aires.
Desde
el rectorado intentan presentar como mala comprensión de la normativa e
indebida jugada para la obtención de alguna ventaja laboral aquello que el
sindicato considera “despidos encubiertos”.
Como
advierte que el muchacho con el grabador no repregunta, y teme como la peste al
juego de los eufemismos, uno de los profesores vuelve sobre sus pasos y entrega
en mano del periodista la puntillosa declaración de la gremial docente sobre el
caso.
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