Si Karl Marx y
Friederich Engels son más conocidos por sus escritos políticos y económicos que
por sus textos sobre literatura, no es porque la consideraran algo
insignificante. Es verdad que, como señalaba León Trotsky en Literatura y
revolución (1924), "hay muchas personas que piensan como
revolucionarios y sienten como filisteos"; pero no es el caso de Marx y
Engels. Los escritos de Karl Marx -que de joven fue autor de poemas líricos, un
fragmento de drama heroico y una novela satírica incompleta con influencias de
Laurence Sterne- contienen abundantes conceptos y alusiones literarias. Marx
escribió un voluminoso manuscrito inédito sobre arte y religión, y planeaba un
periódico de crítica teatral, un extenso estudio sobre Balzac y un tratado de
estética. Como intelectual alemán sólidamente formado en la gran tradición
clásica de su sociedad, el arte y la literatura formaban parte del aire que
respiraba. Su familiaridad con la literatura, de Sófocles y Lucrecio a la
novela española y los folletines ingleses, era de una amplitud asombrosa. El
círculo de trabajadores alemanes que fundó en Bruselas dedicaba una noche por
semana a discutir sobre arte, y el propio Marx era un aficionado al teatro,
recitador de poesía y devorador de todo tipo de arte literario, desde la prosa
augusta hasta las baladas industriales. En una carta a Engels, describía su
propia obra como una "totalidad estética", y fue escrupulosamente
sensible a cuestiones de estilo literario, comenzando por el suyo propio. Sus
primeros textos periodísticos argumentaban a favor de la libertad de expresión
artística. Además, en su obra más madura, puede reconocerse por detrás de
algunas de sus principales categorías de pensamiento económico la presencia de
conceptos estéticos.
De todos modos, Marx y
Engels tenían entre manos tareas más urgentes que la formulación de una teoría
estética. Sus comentarios sobre arte y literatura son aislados y fragmentarios,
alusiones al pasar más que argumentos desarrollados. Ésta es una de las razones
por las que la crítica marxista consiste en algo más que en la mera reexaminación
de casos establecidos por los fundadores del marxismo. También consiste en algo
más que lo que en Occidente se conoce como "sociología de la
literatura". La sociología de la literatura se interesa principalmente por
lo que podría denominarse "los medios de producción, distribución e
intercambio literarios que existen en una sociedad determinada": el modo
en que se publica un libro, la composición social de los autores y su
audiencia, niveles de alfabetización, determinaciones sociales del "gusto".
También examina textos literarios por su relevancia "sociológica",
abordando una obra literaria para abstraer de ella temas de interés para el
historiador social. Existen trabajos excelentes en este campo, y constituye un
aspecto de la crítica marxista considerada en su conjunto. Pero considerada en
sí misma, la sociología de la literatura no es particularmente marxista ni
especialmente crítica. De hecho, se trata en gran parte de una versión
convenientemente domesticada y digerida de la crítica marxista, apropiada para
su consumo en Occidente.
Leer completo el
anticipo del nuevo libro de Eagleton aquí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario