(Ademys -Asociación Docente de Enseñanza Media y Superior-, Ciudad
Autónoma de Buenos Aires, lunes 6 de julio de 2020)- Sin consultar con quienes
estamos en las escuelas, se aprobó un protocolo nacional para la vuelta a
clases presenciales. Mientras los contagios están alcanzando el pico en el
AMBA, el ministro de Educación Nicolás Trotta, publicó el documento obviando, entre
otras cosas, el presupuesto necesario que deberían invertir para garantizar la
salud de todxs. En la ciudad de Buenos Aires Larreta sigue el mismo plan.
Es lógico, ya que en
las últimas semanas comenzó a sentirse con más fuerza la presión para el retorno
a las escuelas. Esta presión forma parte del discurso del sector empresarial -del cual son parte las escuelas privadas- que puja para que se termine la
cuarentena.
En el protocolo
nacional se habla de distanciamiento social de dos metros, de estrategia de
aulas burbujas o de desdoblamiento de grupos, de ventilación natural
obligatoria y de “bimodalidad” en la que lxs docentes deben realizar
“actividades de continuidad pedagógica no presenciales y ser sostén y andamiaje
de los estudiantes de cada agrupamiento”, entre otras decenas de indicaciones.
En caso de contagios,
no se establece ni la necesidad del testeo del grupo que tuvo contacto con el
caso, algo elemental como prevención para familias enteras que viven muchas
veces en condiciones de hacinamiento, incluso a veces sin agua. Tampoco se
menciona el aislamiento y testeo de docentes y no docentes que hayan estado a
cargo del grupo, y por el contrario se habla, de la continuación de sus tareas,
obviando que podríamos convertirnos en vectores de contagio.
El protocolo presentado
para la Ciudad tiene la misma tónica. Refleja, una vez más, un gran
desconocimiento de cómo funcionan las escuelas: presenta prescripciones que
rozan lo ridículo, como que lxs alumnxs en las clases de Educación física estén
distanciados por diez metros.
El mismo gobierno que
no construye escuelas, que no garantiza vacantes, que permite que lxs
estudiantes de las escuelas públicas estén hacinados en las aulas, en escuelas
con terribles problemas edilicios y, por supuesto, sin jabón, papel higiénico,
ni ningún elemento de higiene supone que hay condiciones para regresar a clases
con un distanciamiento entre lxs alumnxs dentro de las aulas o el uso constante
de elementos para higienizarse.
Mientras que las
supervisiones de Primaria se enteraron de la existencia del protocolo de manera
informal y no hubo debate al respecto en las escuelas, para las jornadas EMI de
algunas escuelas del Nivel Medio, el gobierno envió un cuestionario (con serias
faltas de ortografía y errores gramaticales) que solicita a lxs docentes que
propongan qué cambios deberían hacer “para mejorar la propuesta pedagógica de
cara a pensar la vuelta después del receso” sin mencionar con qué recursos y
herramientas básicas se podría sostener el regreso.
Antes de pensar el
retorno a clases, el Ministerio de Educación deberá garantizar condiciones
básicas que establezcan especialistas en conjunto con la docencia y comunidad
educativa.
Es necesario más que
nunca, que se destine presupuesto para educación, en base al no pago de la
deuda y el impuesto a las grandes fortunas.
Al mismo tiempo, se
podrían impulsar comisiones de higiene y seguridad en cada escuela junto a
docentes, no docentes, familias y personal de salud, independiente de los
gobiernos que contribuyan a controlar las medidas necesarias.
Por todo ello,
rechazamos estos protocolos de vuelta a clases que ya fueron rechazados por los
supervisores de Primaria y educación Especial.
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