El viernes pasado se
llevó a cabo el apagón virtual en las universidades nacionales por el reclamo
de apertura de paritaria y el aumento presupuestario, el rechazo al
fraccionamiento del aguinaldo, la defensa del pliego de derechos docentes
resuelto por la Conadu Histórica en el cuadro de excepcionalidad que
atravesamos y, en el caso de la UBA (Universidad de Buenos
Aires), por la conformación de un Comité de Crisis Paritario.
La AGD (Asociación Gremial Docente de la Universidad de Buenos Aires)
en los días previos una gran campaña para visibilizar el paro con la
participación en la Caravana junto con el sindicato Ademys y, sobre todo, con
la difusión de flyers, videos, carta abierta a estudiantes y docentes que
fueron replicadas por centenares de docentes en sus redes sociales y en sus
comisiones junto a sus estudiantes. Con todas las limitaciones, en el cuadro
actual, la medida tuvo repercusión en radios de todo el país, portales y medios
comunitarios que recogieron el pliego de la demanda.
Lo mismo sucedió a
nivel nacional destacándose los apagones virtuales, además del convocado por
AGD UBA, los convocados por las asociaciones de base de las universidades
nacionales de Luján, Tucumán, Cuyo, en la Tecnológica Nacional, en San Luis y
en la del Nordeste. En la Universidad Nacional de Rosario, la asamblea de la
COAD decidió sumarse con 2 horas de apagón a la medida de nuestra federación, a
pesar de pertenecer a la otra Conadu.
Los apagones fueron
acompañados por distintas iniciativas que se implementaron en defensa de
nuestros reclamos en todas las asociaciones de Conadu Histórica.
Como se señaló en la
Asamblea de AGD donde se votó la medida, llegamos al apagón virtual frente a
una brutal ofensiva contra nuestras condiciones salariales, de trabajo y hasta
personales. Se trató de una primera medida que salió a recoger el rechazo generalizado
de la docencia pre y universitaria a la virtualización forzada que impone la
mayoría de las gestiones universitarias, que desconoce el recargo que demanda
la tarea, la falta de equipamiento y conectividad, el completo trastorno de la
vida familiar y las tareas de cuidado en el cuadro de la cuarentena.
Las y los docentes pre
y universitarios tenemos que preparar el terreno para una gran movilización
colectiva por nuestros derechos, hoy conculcados. Contamos con un pliego
salarial y de condiciones de trabajo, que es el piso para garantizar nuestras
tareas de enseñanza e investigación. Y esta primera acción de lucha se inscribe
en ese camino.
A cinco años de la
aprobación del Convenio Colectivo de Trabajo, que el Rectorado de la UBA se
empeña en desconocer, tenemos que fortalecer nuestra organización y desplegar
un movimiento por el conjunto de nuestros derechos, del de nuestros estudiantes
y de la universidad pública.
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