Las
tomas se iniciaron este a fines de agosto y en los primeros diez días de
septiembre ya casi sumaban veinte los colegios ocupados por sus alumnos,
incluidos los más grandes y prestigiosos.
Muchos
de los profesores dudaron, pero ella no vio que ninguno se pusiera en contra de
la medida El acelerador y detonante de la acción de fuerza de amplio consenso es
el rechazo a la reforma educativa que se quiere implementar en la Ciudad Autónoma
de Buenos Aires.
Antes
de entrar en la sala de profesores la jornada siguiente al asueto del Día del
Maestro dedica unos buenos minutos a informarse leyendo el comunicado del
gremio que uno de los delegados pegó prolijamente en el pizarrón de la entrada.
Allí se subraya: “La novedad radica en el pasaje de disciplinas a áreas:
sociales y humanidades, naturales y tecnología y comunicación y expresión.
Todas ellas contenidas en dos unidades académicas que contemplan un ciclo
básico de dos años y un ciclo orientado de 2 años. Además de un evidente
recorte de contenidos, devaluando aún más los existentes, teniendo en cuenta el
contexto de avanzada sobre los y las trabajadoras entendemos que en el mediano
plazo afectará a la cantidad de docentes que verán reducidos los espacios
curriculares donde se desempeñan”.
Mientras
traga saliva repasa las ya bien conocidas alteraciones del 5to año. “En la
nueva propuesta el último año estará destinado a la “formación” en un 50% del
tiempo escolar directamente en empresas -sin convenio- y el 50% del tiempo
restante en la organización de proyectos de emprendedurismo, es decir, trabajo
en empresas como mano de obra barata y una formación para el desempleo crónico”.
No
puede evitar sentirse una egoísta frente a la evidencia de que, como
conclusión, la única imagen que asoma en su cabeza es la de su hija que acaba
de arrancar la primaria.
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