Las
tomas se iniciaron este lunes 28 de agosto con la “Manuel Belgrano”; el martes
se sumaron tres escuelas más. A él le llamó la atención porque hasta el viernes
anterior no había ni pista y un viernes después la contabilidad periodística ya
daba como resultado siete y subiendo.
Uno
de sus alumnos le acercó una suerte de declaración en la que se aclaraba que la
movida llevaba por consigna “Contra la reforma macrista y la violencia
machista”. Pero, más allá del juego de la rima, las problemáticas de violencia
de género que sufren a diario las estudiantes ya son una necesidad y un reclamo
constante; o sea que la novedad, el verdadero motivo, acelerador y detonante de
la medida de fuerza es el rechazo a la reforma educativa que se quiere
implementar en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
La
breve encuesta que realizó informalmente en las aulas que hoy le tocaban en
suerte confirmaron la masividad de la protesta. La mitad de los jóvenes afirma
que la autodenominada “secundaria del futuro” es una cagada y no la van a dejar
pasar; la otra mitad jura, con sinceridad, que recién acaba de enterarse del
tema.
Pero,
bueno, las cosas son así de rápidas, piensa mientras se ríe para adentro
recordando las innumerables veces que ha utilizado la metáfora hecha del
“reguero de pólvora” para explicar tal o cual suceso histórico.
Su
sorpresa, quizás y sin quererlo, sea
producto de la influencia del rector que al comienzo de este 2017 durante la
charla que siguió a un cruce en la puerta de la sala de profesores lanzó, muy
suelto de cuerpo, “las tomas de colegios son cosa del pasado”. Quizás la
respuesta es más sencilla: se esté poniendo más viejo que lo que quisiera
admitir.
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