lunes, 18 de noviembre de 2013

Clausura


Dicen que la intención y el diseño del proyecto arquitectónico originario era el de hacer establecimientos educativos abiertos a la comunidad y eso explica las ventanas grandes y bajas, casi tocando la vereda. La escuela se anunció en tiempo de Carlos Menem, y por entonces comenzó la construcción, que siguió en épocas de Eduardo Duhalde, cuando consumó una primera inauguración, a la que siguió una segunda y hasta una tercera, ni bien se completo la pintura, ya con Cristina Fernández de Kirchner.

La directora no necesitó ser adivina para intuir que la cosa venía mal parida; de modo que después de mucho rogar logró que los albañiles desoyeran en parte las órdenes y levantaran un par de filas de ladrillos por encima de las planificadas.

Pero no alcanzó. Por los ventanales el barrio entra y sale del colegio, a veces metafóricamente y otras de manera literal Por allí circulan los gritos, las convocatorias, los insultos, las idas y venidas, las burlas y hasta eso que los pibes muy borrosamente llaman las “transas”.

Así no se puede dar clases, sentenciaron angustiadas las maestras en la última reunión general. Tan contundente fue el consenso que desde ese momento la cooperadora está abocada a comprar cortinas gruesas e instalar las rejas que uno de los padres consigue a precio inmejorable. Lo más problemático es cómo garantizar que las ventanas queden permanentemente cerradas y sólo el portero pueda abrirlas, un poco, los fines de semana.


No hay comentarios:

Publicar un comentario