miércoles, 20 de febrero de 2013

Ayudamemoria: el diario La Tarde (abril-agosto de 1976), su director Héctor Timerman y la dictadura militar


Según cuentan algunos periodistas que trabajaron en el medio y otros que se dedicaron a estudiar el caso, el modelo que se tomó fue el diario alemán Bild Zeitung. Es decir: muchas y grandes fotografías, fuertes titulares gancheros, poco análisis y medido desarrollo de los informes; como se puede juzgar, un periódico más parecido a Crónica o Diario Popular que a su antípodas dentro del universo de la prensa argentina, La Opinión, de breve pero significativa vida, según se les enseña a los estudiantes de Ciencias de la Comunicación y Periodismo, allá entre 1971 y 1975.
La mención es pertinente porque como aquél, La Tarde -diario que suele ser menos citado en los manuales- fue integralmente concebido por Jacobo Timerman. Al parecer fue pergeñado hacia fines de 1975, en el verano se contrataron los empleados que fueron modelando y perfeccionando los números cero, hasta que llegó a los quioscos la mañana del 16 de marzo de 1976. Las fechas bastan casi para evidenciar la orientación del medio: dar cuenta del “caos” que se vivía en la Argentina y atestiguar lo que ya se olfateaba, la caída estrepitosa del gobierno que comandaba, al menos simbólicamente, Isabel Perón, y de ahí en más acompañar el llamado “Proceso de Reorganización Nacional” comandado por la tripartita Junta Militar criolla.


Durante aquel período, como se ha insistido infinitas veces, el conjunto de los medios nacionales padeció diversas formas de control de sus contenidos, la censura y una explicable, aunque a veces borrosa, autocensura A diferencia de ellos, La Tarde, en sus cuatro meses de vida, fue propagandista directo de la dictadura militar, y a través tanto de su portada como de sus artículos más relevantes buscó, sin mucho disfraz, inclinar a la opinión pública en favor del gobierno que designó como presidente al general Jorge Rafael Videla.
En su libro Timerman. El periodista que quiso ser parte del poder (1923-1999) (Buenos Aires, Sudamericana, 2003), la investigadora  Graciela Mochkofsky describe la labor realizada durante la dictadura por “el periodismo” como el de su biografiado como una vergüenza para la profesión, pero relata también algunas contradicciones, como por ejemplo la decisión de publicar los habeas corpus de los detenidos desaparecidos en la tapa de La Opinión a la vez que defendía el plan económico y de “pacificación social” que impulsaba Videla, a quien estimaba (a la manera del Partido Comunista) como un “dictablando” potencialmente menos dañino que fascistas como el almirante Emilio Massera, quien habría sido un clon rioplatense de Augusto Pinochet.  De acuerdo con Mochkofsky el análisis del vespertino La Tarde permite establecer a través de qué mañas “el Proceso diagramó su modus-operandi sobre la prensa”.
Al igual que ocurrió con La Opinión, el financista detrás de La Tarde fue el empresario David Graiver Gitnacht (1941-1976), aquel que en 1973 había adquirido Papel Prensa. Cuando murió en México el 6 de agosto de 1976 en un accidente de avión nunca aclarado, y al mismo tiempo su familia era detenida, encarcelada y torturada con el argumento de que era necesario desentrañar la multimillonaria relación económica que Graiver tenía con la organización política Montoneros, Timerman advirtió que su situación se complicaría. Así fue, poco después del cierre de La Tarde, el 15 de abril de 1977 él también fue detenido: la vocación “procesista” del diario no lo salvó del secuestro y los tormentos. La terrible experiencia fue testimoniada en su libro Preso sin nombre, celda sin número (Buenos Aires, El Cid, 1982), que durante mucho tiempo las organizaciones de derechos humanos de la Argentina y el mundo y los partidos de izquierda que se reorganizaban en la resistencia difundieron el libro como forma de denuncia del régimen atroz que se había apoderado del país.


El director de La Tarde fue Héctor Marcos Timerman, hijo de Jacobo, que por ese entonces recién había superado la veintena de edad y en la actualidad es el Ministro de Relaciones Exteriores de la República Argentina.
El director periodístico de La Tarde fue Luis Clur, anteriormente fundador de los exitosos noticieros televisivos Reporter Esso (1963) y Telenoche. “Clur reconoció en 1999 que aun siendo oficialista, debían "ir a la Secretaría de Guerra a que revisaran las páginas”, se puede leer en un recordatorio periodístico (“La Tarde, el diario procesista que dirigió Héctor Timerman”, en Clarín, Buenos Aires, 26 de marzo de 2010, http://edant.clarin.com/diario/2010/03/26/sociedad/s-02167360.htm).

Mucho tiempo después, en el momento de su retiro, poco antes de su muerte en 2004, Clur memoraba en una entrevista para el diario Página 12 y frente a la pregunta acerca de cómo habían sido aquellos años: “Yo estaba dirigiendo el diario La Tarde, de la misma editorial de La Opinión. El 16 de marzo sacamos el diario y el 24 cae Isabel de Perón. La primera edición la hicimos bien. En la segunda tuvimos que ir a la Secretaría de Guerra a que revisaran las páginas. Después seguí en La Opinión como jefe de redacción. Fue una época muy dura. Recuerdo cuando nos asaltaron la redacción buscando a Heriberto Kahn, que tenía 29 años. Había publicado en La Opinión el lugar donde estaba la sede central de la Triple A, al lado de la Policía Montada de Palermo. Heriberto hizo una crónica un sábado a la noche cuando cerrábamos el diario. Mandamos el artículo al taller y el coordinador nos pregunta: ‘¿Y esto dónde va?’. ‘Con eso cerramos el diario. Va de contratapa’, le contestamos. ‘¿Lo van a publicar en serio?’, preguntó sorprendido”.
En noviembre de 2007, por su parte, Héctor Timerman concedió un reportaje para el diario Perfil en el que cuenta que en ese entonces casi no trabajó como periodista aunque sí acepta que, como director de La Tarde le caben “las responsabilidades por el contenido de las notas”. En esa entrevista Timerman se justifica diciendo que era muy joven, por un lado, y por el otro recurre a la generalización exculpatoria al asegurar que La Tarde recurría a “términos no diferentes a los demás medios que no apoyaban ideológicamente a Videla”, y que ésa era la única manera de que pudieran seguir funcionando.


La mención de aquellos dichos es retomada en “El currículum hipócrita que reparte el canciller Héctor Timerman” (Perfil, Buenos Aires, 25 de junio de 2010, http://www.perfil.com/contenidos/2010/06/25/noticia_0026.html), donde Darío Gallo y Rodis Recalt cuentan que, entre otras omisiones, Timerman ha borrado de su “foja de servicios” oficial aquel puesto de director (así como las columnas que cada tanto escribía para la revista Noticias). De cualquier modo, lo más interesante es que los periodistas acompañan su artículo con una “galería de imágenes” que compilan una docena de  reproducciones de las primeras planas de La Tarde tomadas de la hemeroteca de la Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. La más sugestiva de ellas es la del viernes 2 de abril de 1976, que cubre la reunión que un grupo de periodistas tuvo con Jorge Rafael Videla.
En la foto se ve a Timerman (circulado) y debajo el epígrafe que reza: “(…) Señaló el presidente que existe entre los hombres que integran la Junta Militar el ferviente deseo de concretar las esperanzas que se han generado en el pueblo, a partir del 24 de marzo. El general Videla ponderó la labor periodística y señaló su deseo de que los medios de difusión formulen críticas cuando el gobierno incurra en desviaciones de su propósito de gobierno”.



Fragmento traído de Graciela Mochkofsky, Timerman. El periodista que quiso ser parte del poder (1923-1999), Buenos Aires, Sudamericana, 2003.

Timerman se consolidaba como empresario. (…) abría una editorial, Timerman Editores”, que publicaría libros de música, literatura, política y pintura (los imprimían las mismas máquinas cuando descansaban del diario); lanzaba una revista, La Opinión Semanal, que reproducía los textos más destacados de los publicados en el diario en la semana, para aquellos lectores que no podían leerlo todos los días, y preparaba dos lanzamientos espectaculares para 1976: el vespertino La Tarde, inspirado en el alemán Bild Zeitung -muchas fotografías, gran impacto, sensacionalismo-, que  dirigiría su hijo Héctor, y un diario en inglés, The New York Opinion
En la primera noche siguiente al golpe, el 24 de marzo de 1976, Videla había reunido a los directores de medios en Casa de Gobierno. Timerman había ido con su hijo Héctor y con Jara, en su condición de director del vespertino La Tarde, y habían soportado de pie, estupefactos, junto a los demás directivos, el seco discurso escolar de Videla, que les ordenaba someterse a unas nuevas reglas que no enunciaría. Eso había sido todo: breve, despreciativo, el discurso de un sargento a los nuevos cadetes. Videla les había informado, sí, que deberían enviar los textos a una oficina de censura que actuaría en el Ministerio del Interior, antes de su publicación. La oficina funcionó dos días, suficientes para descubrir que era innecesaria: el nivel de autocensura era tal que no había nada para corregir.
(…) La muerte de Graiver puso fin, por falta de financiación, al experimento de La Tarde, que Timerman había puesto bajo la dirección de su joven hijo Héctor en marzo de 1976. Al morir Graiver, Héctor comunicó la noticia al editor de La Tarde, Luis Clur, junto con su consecuencia inmediata: el diario dejaría de salir. Confundido, Clur le preguntó qué tenía que ver una cosa con la otra. Héctor debió revelarle el secreto sobre el capitalista, que pronto llegó a la redacción de La Opinión. Casasbellas y Jara se asustaron: aunque habían escuchado de la participación de Graiver como socio capitalista, Timerman les había asegurado que el diario era propiedad de su familia. Decidieron presionarlo para que les dijera la verdad: ¿había sido el diario de Graiver? Timerman volvió a negarlo.


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