Por los bajos topes
salariales, cada vez menos trabajadores cobran las asignaciones familiares “no
periódicas”, como por matrimonio, nacimiento, adopción y ayuda escolar anual. Y
el beneficio, congelado desde 2008, quedó licuado por la inflación. Eso le
permitió a la ANSeS quedarse en perjuicio de los trabajadores sólo el año
pasado con una diferencia de $ 1.700 millones de un sistema que se financia con
contribuciones sobre la masa salarial.
Desde 2008, la
asignación por nacimiento es de $600, la de matrimonio de $ 900, por adopción,
$3.600 y la ayuda escolar anual de $ 170. Si se hubiesen ajustado por
inflación, hoy esos valores deberían ser el doble. Más grave es lo que pasó con
la ayuda escolar anual. En 2001 era de $130. Fue aumentada en 2008 a $ 170 y
sigue en ese valor. Si los 130 pesos de 2001 se hubiesen ajustado por la
inflación real, no la del INDEC, hoy ese beneficio, que se percibe una vez por
año para financiar los gastos del inicio escolar, debería ascender a unos $
750.
En 2012, se pagaron 2,6
millones de ayuda escolar anual, la mitad de los chicos que asisten a clases. A
su vez, el derecho a cobrar esos beneficios tiene un tope salarial que no se fue
ajustando por la inflación. Entonces, por superar ese tope, muchos trabajadores
no pudieron cobrar el beneficio. Ese proceso de achique va a continuar y con
los aumentos que se negocien en las paritarias, más trabajadores sobrepasarán
el tope, no teniendo derecho a percibir la asignación.
Leer completa la
crónica de Ismael Bermúdez para Clarín
aquí.
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