Año tras año, el
anuncio de más días de clase se presenta, por parte del gobierno, como un
avance educativo y como la «varita mágica» que resuelve las desigualdades,
deserción y los problemas de calidad en las escuelas. Año tras año, se
demuestra también la falsedad de esto.
¿Qué sentido tienen más
días de clase en edificios con falta de espacio, con problemas de servicios
mínimos insatisfechos, sin recursos pedagógicos? ¿Qué sentido más días de clase
si no se atacan los problemas de fondo como la desigualdad social que viven los
estudiantes y que están en el núcleo del problema de la calidad educativa?
Como hemos insistido
una y otra vez, el problema primero son los recursos. En Mendoza, donde por
ley, el presupuesto educativo debería representar el 35% del presupuesto total
del Estado, es cada vez menor: pasamos del 23,7% en 2015 a un mínimo del 17,6%
en 2021 (ver informe CIEC). Es decir que, por ley, la inversión en educación
debería duplicarse.
En comparación con el
resto de las provincias, el panorama es igualmente grave. En 2015, Mendoza
ocupaba a nivel nacional el puesto 15 en inversión educativa por cada
estudiante. En 2020, el puesto 20. Junto con Corrientes, es la que más ha
caído: cinco lugares (ver informe CIEC). Es decir, es la que más ha dejado de
invertir en educación. Así, no hay calendario que resuelva nada.
Así las cosas, por más
calendario que alarguen, no habrá mejora en la calidad educativa, ni solución
para los miles de estudiantes que quedan en el camino. Necesitamos menos
demagogia y #MásParaEducación. Más hechos y menos discursos «para la tribuna».
SECRETARIADO
EJECUTIVO SUTE (Sindicato Unido de los Trabajadores de la Educación de la
provincia de Mendoza)
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