Con paritarias, salario para los ad honorem, cumplimiento del convenio colectivo, becas para los estudiantes…
Alberto Fernández,
festejo el 199 aniversario de la UBA (Universidad de Buenos Aires) y
afirmó: “educar en los tiempos en que vivimos es invertir”
Nosotros decimos y
hacemos eso todos los días: invertir, pero no es lo que hace el gobierno
nacional en la UBA.
Hay 11.000 docentes que
pagan por trabajar, son los ad honorem que se desempeñan en la Universidad
cuando el trabajo gratuito está prohibido por la ley y el convenio colectivo.
El ministro Nicolás Trotta
violó la cláusula gatillo y tiene congelados los salarios, que para el cargo
testigo sólo alcanzan a la mitad de la canasta de pobreza.
El ministro Moroni
permite que la UBA viole la ley al no aplicar el Convenio Colectivo de Trabajo
y que, por lo tanto, el 70% de la planta docente no sea regular sino «interina»
por siempre.
El ministro de economía
Martín Guzmán ha tomado una clara opción por los acreedores y el FMI, y congeló
el presupuesto de la UBA y de todas las universidades públicas.
Con la virtualización
forzosa de la educación, este cuadro ha empeorado en la UBA y en todas las
universidades: la docencia pone de su bolsillo las herramientas de trabajo, los
costos de conectividad y se le niegan las licencias y dispensas. Una vez más
los ministros Trotta y Moroni miran para otro lado mientas se viola el Convenio
Colectivo y la nueva ley de teletrabajo.
Los que mantenemos la
relación pedagógica con los más de 300.000 estudiantes no tenemos paritarias
particulares ni comités de crisis para discutir condiciones para darle
continuidad a la educación y evitar la deserción masiva.
También se congelaron
las becas para los estudiantes que deben pagar sus herramientas de estudio y su
conectividad, mientras las telefónicas aumentan sus precios en plena pandemia,
expulsándolos del ámbito educativo.
La universidad tiene
que ser democratizada, los docentes necesitamos un claustro único y no una
casta eternizada en sus cargos surgida de concursos opacados.
Queremos una
universidad que no adecue sus planes de estudio al servicio de las
multinacionales como Shell o Barrick Gold sino al servicio del desarrollo
autónomo y de las mayorías populares.
En suma, señor
presidente a usted, que está orgulloso de ser docente, le exigimos:
Paritarias libres.
Incremento de salarios.
Presupuesto.
Becas.
Cumplimiento del
Convenio Colectivo.
Computadoras y
conectividad gratuita para docentes y estudiantes.
Regularización de todos
los docentes.
Salarios para todos los
ad honorem.
Con estas exigencias ya
hicimos apagones virtuales y, en plena pandemia, fuimos al rectorado para que
se den cumplimiento.
Queremos una
universidad sobre nuevas bases al servicio de las mayorías populares.
De esta universidad
siempre estaremos orgullosos, porque son esas mayorías las que la sostienen con
su esfuerzo.
AGD-UBA
(Asociación Gremial Docente de la Universidad de Buenos Aires)
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