(Por Lidia Meza, Secretaria
de Previsión Social de la CTA,Central de los Trabajadores Argentinos. ACTA, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, lunes
11 de abril de 2016)- Mediante la Resolución 439, del 30/3/2016, el Interventor
del PAMI (Programa de Atención Médica Integral) excluye más de 150 medicamentos
de la “Provisión de Medicamentos por Razones Sociales” y cuya cobertura se daba
al 100%, a los beneficiarios de la obra social.
Para tomar tan grave
decisión, que impacta en los recursos de los beneficiarios, se menciona un
trabajo realizado con una agencia denominada Instituto de Efectividad Clínica y
Sanitaria que reveló el uso extendido de fármacos cuya ”evidencia médica disponible
no resulta suficiente para determinar beneficios clínicos significativos”.
Invoca para ello el
“principio de racionalidad en la administración de los medicamentos cuya
cobertura el INSSJP (Instituto Nacional de Servicios Sociales para Jubilados y
Pensionados) asegura a los beneficiarios”.
Por supuesto, no interesa la
opinión de los trabajadores y jubilados sino la de pseudo especialistas en
racionalización y eficiencia administrativa.
Es evidente que los
jubilados, pensionados y beneficiarios del PAMI se encuentran en una situación
crítica. El Instituto, que es un ente público no estatal, que de acuerdo a
nuestro sistema constitucional (art. 14 bis) debe ser administrado por los
jubilados y pensionados, con participación del Estado, está desde hace décadas
en manos de interventores (verdaderos gobiernos de facto) que usan sus recursos
para fines distintos de los de garantizar, en forma integral, la salud de sus
verdaderos dueños.
Actúan como si fuera dinero
propio del Estado y no recursos producto del salario de los trabajadores y
jubilados.
Con el gobierno de Macri se
mantiene la situación ilegal que implica un poder de hecho en el PAMI, agravada
por el regreso a una concepción, que primó en los noventa, de considerar a los
titulares de derechos (jubilados y pensionados) como consumidores, sujetos a
los cuales, de un día para otro, se los puede privar, en este caso de
medicamentos, por razones de eficiencia.
En lugar de ampliar los
derechos de los beneficiarios se los recorta sustancialmente con argumentos que
dicen “hacer más eficiente el sistema”. En donde, con la excusa de que
detectaron afiliados fallecidos a los cuales se les seguía recentando y
fármacos sin efectividad clínica comprobada, se resuelve castigar a los
jubilados, es decir reducir la cobertura de medicamentos.
Estos personajes siempre
acuden a los mismos argumentos, ni siquiera son creativos: mejorar las
prácticas y los controles para hacer más eficiente y transparente el sistema
No se piensa, por supuesto,
en las necesidades de los jubilados y pensionados sino en el “sistema” que en
realidad encubre el uso indiscriminado de los recursos del PAMI, para sus
propias necesidades. En este caso reduciendo las prestaciones de medicamentos. En realidad es un ajuste en
las prestaciones, vendrán otras. No resulta lógico, ni racional, decir que se
mantiene el descuento, del el 50 u 80%, en los medicamentos excluidos si estos
fueran ineficaces.
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