(Por Suhail Hani Daher
Akel, primer embajador del Estado de Palestina en Argentina. www.jerusalem-palestina.blogspot.com,
miércoles 3 de febrero de 2016)- El apartheid israelí contra el pueblo
palestino desde 1948 supera todas las historias de violaciones a los derechos
humanos que se pueda imaginar. En un maquiavélico proceso judicial el pasado
jueves 28 de enero la justicia herodiana sionista, después de haber permanecido
encarcelados por casi 3 años, condenó a 15 años de prisión, agravado con el
inmoral chantaje de hacer pagar a cada uno de ellos una multa de $7,750 dólares
para evitar 25 años de condena a los niños palestinos Mohammed Suleiman, Ammar
Souf, Tamer Souf, Ali Shamlawi y Mohammed Kleib, con edades que oscilan entre
los 16 y 17 años cautivos en la inhumana cárcel de Megiddo desde marzo de 2013
cuando tenían 13 y 14 años. Cuyos familiares, además, como parte de la
coacción, se vieron obligados abonar $136 dólares mensuales para mantener las
necesidades básicas de los chicos dentro de la prisión sionista.
Conocidos como ‘los
niños de Hares’ fueron acusados sin sustento jurídico de 20 cargos, entre
ellos, el de asesinato por un tribunal militar israelí, que no debería
intervenir por no tener jurisdicción legal dentro de los territorios palestinos
ocupados en 1967, ni es compatible con una normal justicia civil. Los niños
quienes adoptaron ese nombre popular por la iniquidad sufrida debido a que fueron
secuestrados de sus hogares luego que algunos jovenes palestinos en la
localidad de Hares, distrito de Salfit al norte de la Ribera Occidental,
apedrearon en la ruta israelí 5, construida sobre tierras palestinas robadas,
el auto de un ilegal colono judío que los intentó atropellar y en su mala
maniobra se estrelló contra un camión detenido al costado de la carretera
muriendo luego de algunos meses su hija Adelle Biton de 2 años. Aunque,
investigaciones aseveran que la niña murió por una neumonía y no por el
accidente.
Por esa muerte, sumado
el choque y una serie de cargos improbables por el tribunal militar, los niños
fueron vilmente acusados de ‘terrorismo y asesinato’. Sin testigos presenciales
del incidente ni permitirles una adecuada asistencia de sus abogados, los 5
chicos palestinos insistieron en su inocencia y denunciaron que “las
acusaciones israelíes se basan en confesiones obtenidas mediante torturas
sufridas y las firmas de declaraciones escritas en hebreo (ajeno a su idioma
árabe) de auto-confesarse responsables sin saber que estaban firmando”.
Uno de los chicos
detenidos, Ali Shamlawi de 16 años, en su indagatoria ante el juez, sin que
este diera lugar, le dijo que “había sido golpeado, estrangulado y obligado a
firmar una confesión en hebreo con una mano esposado a la silla”. Mientras, su
madre acusó a la administración carcelaria israelí “de mantener a su hijo y al
resto de los chicos en confinamientos solitarios durante periodos de 2 semanas,
quitarles el sueño con tormentos y presionarlos sicológicamente para confesar
el hecho bajo las amenazas de dañar a sus padres y hermanos”. En otro
testimonio, Feryal, madre de Muhammed Suleiman de 15, perturbada había
expresado oportunamente que “seis soldados israelíes entraron a nuestra casa en
la noche y comenzaron a golpear a Muhammed en el pecho, mientras él me pedía
ayuda diciendo que no podía respirar. Luego lo tiraron al suelo y contra la
pared, lo golpearon y le quebraron algunos dedos de su mano antes de
llevárselo”.
Los ‘chicos de Hares’
son parte de los casi 6800 presos palestinos actualmente hacinados en las
cárceles y los campos de detención secuestrados de su tierra por la fuerza
militar ocupante y sometidos a un sistema jurídico racista con una gran
diferencia de preferencia entre delincuente comunes israelíes y palestinos que
luchan por su libertad. Cada año, las cortes militares condenan alrededor de
600 niños palestinos, en la mayoría de los casos por tirar piedras contra los
soldados de la ocupación, recrudecido en este periodo de la ‘Intifada por
Jerusalén y Al-Aqsa’.
Con la arrogancia del
reino del terror, Israel, es el único que posee leyes arbitrarias y xenófobas
para juzgar a los niños en tribunales militares y someterlos sistemáticamente a
las torturas, violaciones sexuales, privación del sueño, amenazas tortuosas
contra ellos o miembros de sus familias e interrogatorios densos obligándolos a
confesar en su contra y firmar confesiones en idioma hebreo sin que signifique
una reacción adecuada y la condena efectiva internacional, a pesar de violar la
‘Convención sobre los Derechos del Niño’ de noviembre de 1989 y la ‘Declaración
Universal de Derechos Humanos’ de 1948.
Los ‘niños de Hares’
son el símbolo de libertad y la bandera de dignidad palestina. La justicia
israelí al igual que sus crímenes de lesa humanidad es una afrenta a la
verdadera Justicia.
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