Once ex educadores de Atlanta, Georgia, fueron procesados por cargos de asociación para delinquir, entre otros, por su participación en un inmenso escándalo por copiado en escuelas públicas. Los fiscales afirman que los docentes fueron obligados a modificar respuestas incorrectas y que incluso se permitió a los estudiantes modificar las respuestas dadas durante los exámenes. El juez Jerry Baxter determinó que la mayoría de los educadores fueran puestos inmediatamente en prisión. Sus sentencias serán pronunciadas la próxima semana.
Jerry Baxter expresó: “Fui claro desde el principio y ellos tomaron esta decisión. Y no les ha ido muy bien. No me gusta enviar a nadie a la cárcel, no es algo que me apasione, pero tomaron su decisión y van a tener que enfrentar las consecuencias a partir de hoy”.
21 acusados más evitaron ir a juicio mediante acuerdos por los que se declararon culpables. Se considera que es uno de los mayores escándalos por fraude escolar en la historia de Estados Unidos.
El caso ha provocado críticas a la dependencia del sistema educativo en las evaluaciones estandarizadas. Según el periódico The New York Times, “se copia más en los distritos escolares de todo el país desde que las evaluaciones estandarizadas se convirtieron en el principal medio para evaluar docentes, directores y escuelas”, según el informe de Democracy Now!.
Vale aquí subrayar la desesperación de esos docentes y directores frente a la evidencia de que los resultados de estas evaluaciones son los que determinan desde el salario de los maestros hasta el presupuesto de cada escuela, que en muchos casos puede determinar su cierre. Por ello la necesidad de "delinquir" para que sus alumnos alcancen buenos puntajes con pruebas estandarizadas que superan las competencias medias de una gran porción del estudiantado más humilde, que agrupa a los hijos de afroamericanos, chicanos y blancos pobres.
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