(Prensa Red. Martes 15 de julio de 2014)- “Cuanto más cerca de las zonas donde se aplican pesticidas viven o trabajan las personas, mayor es su riego de padecer enfermedades asociadas a intoxicaciones crónicas”.
Esa es una de las conclusiones de un estudio desarrollado por el Instituto Superior de Estudios Ambientales (Isea), de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC), sobre la base de un trabajo de campo realizado en la localidad de Morrison, cercana a Bell Ville y a 190 kilómetros de nuestra ciudad, en el sudeste provincial.
Entre las afecciones más frecuentes, el informe cita las de tipo ocular, las cutáneas y los dolores de cabeza.
Según publicó el fin de semana la agencia UNCiencia, de la UNC, “se trata de un estudio piloto que relevó y georeferenció las principales variables socioambientales que permiten caracterizar el riesgo ambiental en Morrison, una localidad típica de la zona rural del interior de Córdoba”.
Allí, un equipo de profesionales integrado por médicos, psicólogos sociales y estudiantes avanzados de la UNC implementó una encuesta epidemiológica que alcanzó a 169 hogares (526 personas, casi el 20 por ciento de la población). Según el informe divulgado, los resultados revelan la existencia de una relación funcional entre el número de personas que manifiesta síntomas de enfermedades asociadas a intoxicaciones crónicas o subagudas (así como la frecuencia de estos síntomas) y la distancia que los separa de los campos pulverizados con agroquímicos.
“Cuánto más próximo se está, más riesgoso resulta para la salud”, sintetizó Cristina Arnulphi, directora del proyecto e investigadora de la UNC. De acuerdo a los datos relevados, la mayoría de los encuestados reside en la misma vivienda desde hace más de 60 años y se encuentra a menos de 150 metros de las áreas fumigadas. Entre las afecciones más frecuentes, se ubicaron las de tipo ocular, las cutáneas y los dolores de cabeza.
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